viernes, 10 de junio de 2011

UN SEÑOR DE ACABALLO, DE LOS POCOS QUE HAY



De joven fue jornalero y  vaquero,
y en el campo la fatiga lo forjó
para todos los dolores y reveses,
Campesino  honesto, orgulloso y altanero 
que un mil  veces cabalgó
como  centauro de estirpe  boyacense...

Don Pablo Antonio Osorio Guerra, nació en el Municipio de Turmequé (EL VALLE DE LAS TROMPETAS) en Colombia, el 28 de Diciembre de 1915; pasó en ese lugar su infancia en una finca montando a caballo y arreando ganado, y estudió los primeros años en una escuela veredal a la que llegaba en mula. Estuvo vinculado a los Sectores del Comercio,transporte,  ganaderia y agricultura en Boyacá, Cundinamarca y Meta, y en la rama pública se desempeño como Inspector de Policia, Concejal, Juez y Alcalde.
Fue Inspector de Policia en Villavicencio, Alcalde de Turmequé durante 14 años, Juez en Turmequé, y Alcalde de Tibaná  en Boyacá  y de Cabuyaro en el Departamento del Meta. Fue un excelente jinete y un reconocido caballista, Don Pablo falleció en la Ciudad de Bogotá  el 24 de junio de 2005,a la edad de 89 años, y queda entre quienes tuvimos el privilegio de conocerlo, el recuerdo de un hombre gentil, honesto y, vertical.

Sylvie Lavoie




RECUERDO DE PABLO OSORIO

Por RODRIGO QUINTERO S.
 
 
Tartaria
 
Cuando a mi estéril corazón me vuelvo,
por las eternas dudas asolado,
pienso en Tartaria, en gélidos desiertos,
y una sombra comienza a tomar forma
y una forma se encarna lentamente,
mientras mi débil voluntad conquista.
Deseo entonces que el jinete eterno,
a quien turban inmensas lejanías,
lleno de desazón, se ponga en marcha.
 
Julio Martínez Mesanza


 
Han pasado más de seis años desde que murió Don Pablo Antonio Osorio en la mañana del 24 de Junio de 2005. Para los que le conocíamos bien, ha sido una profunda pérdida. Aunque sabíamos con certitud el desenlace que seguiría a su enfermedad, no nos resignábamos a su inevitable partida. La vitalidad física y mental de Pablo Antonio nos dió esperanzas de que superaría todas las fatalidades; una y otra vez, superó crisis y graves eventos en cuanto a su salud, por eso creímos y parecía que él ganaría esta otra batalla a través de su absoluta fuerza de voluntad y sus enormes ganas de vivir.

Uno no encuentra un hombre como Pablo Osorio más que una vez en la vida. En verdad, el haber conocido tal persona, sin mencionar el haberle contado entre mis amigos predilectos y apreciados, fue un inmenso privilegio. A pesar de nuestras diferencias políticas, él de filiacion liberal, yo en cambio conservador a ultranza, siempre pudimos compartir y discutir sobre el tema politico con sumo respeto y cordialidad, y así fue como en muchos aspectos terminamos siendo muy afines. Siempre recordaré a ese magnifico jinete y esforzado hombre de campo, y lector empedernido, que cuando fue funcionario público actuó con real honestidad y encomio, así fue cuando ejerció la Alcaldía de Turmequé su pueblo natal, y cuando ocupó otras varias alcaldias y cargos de importancia en distintos Departamentos de Colombia. 

A comienzos del mes de Junio de 2005, después de viajar a un Centro Vacacional con su esposa Dolores, la enfermedad lo atacó con inclemencia, perdió el habla y el movimiento de su brazo izquierdo y más tarde la capacidad de andar. Pero su extraordinario cerebro no sufrió ningun daño, continuo fuerte y altivo, y así continuó luchando por sobrevivir hasta las últimas horas de su vida.  Se le veía eufórico y su condición física parecía lo suficientemente robusta como para superar la crisis, pero ese día 24 por la mañana, la condición de Pablo empeoró drásticamente, respiraba con mucha dificultad y parecía estar semiconsciente, su esposa Dolores, quién le acompañaba en ese momento, dejó la habitación en busca del medico, y pudo encontrar al doctor quien había supervisado su tratamiento a partir de ataque de trombosis. El galeno le dijo que ahora el paciente estaba pasando por una grave crisis y que se podia esperar lo peor, que él ya no podía hacer mucho, excepto esperar. Entonces, ella regresó a la habitación y se sentó al borde de su cama y lo abrazó, Pablo Antonio abrió los ojos, su respiración se hacía cada vez más laboriosa, y quince minutos después  él falleció en brazos de su compañera.

Aún cuando los diágnosticos  del reconocimiento médico eran muy negativos, Pablo Antonio siempre creyó que ganaría esta vez también, y por momentos daba muestras de lograrlo a base de tenacidad y coraje; pero, finalmente sucumbió ante los violentos embates de la enfermedad. Su funeral se realizó en Bogotá, a petición suya antes de morir, su cuerpo fue cremado y sus cenizas después viajaron en las aguas del río Meta, al funeral solo asistió un reducido grupo de familiares y allegados quienes despidieron y homenajearon por última vez al Jinete de Turmequé.

Pablo Antonio siempre decía y repetía: “La libertad que promueve el liberalismo está fundada en la responsabilidad de asumir las consecuencias de lo que decimos, hacemos y pensamos y en el respeto de los derechos de los demás. Quien quiera confundirlo con anarquía o libertinaje peca de ignorant
e”.  
                   


 
RECORDANDO A PABLO OSORIO
Por Abraham Neira
 
Pablo Osorio, natural de Turmequé, murió el día 24 de junio de 2005 en Bogotá, después de sufrir un ataque de trombosís y permanecer hospitalizado por veinte días. Al momento de su muerte tenía 89 años. Yo le conocía desde hacía veinticuatro, tiempo más que suficiente para contagiarme y acompañarle en su forma de ver el mundo y de hacer las cosas.

Pablo desde muy joven trabajó en las labores del campo y sobresalió por su habilidad como jinete, y siempre vivió enamorado de las altiplanicies boyacenses y de los llanos orientales de Colombia.
Pablo Osorio dijo una vez que la mayor emoción era ver ganar al caballo propio en una exposición equina. Y que allí en ese momento, cuando el ejemplar ejecutaba los pasos armoniosa y correctamente, y triunfaba con su presentación, era esa la agradecida respuesta que el caballo daba a muchos años de dedicación y entrega para su crianza y educación. Pablo Osorio fue aficionado y entregado a la crianza y doma de los caballos,  fue su pasión, su hobby, su trabajo y una manera de vivir a la que le dedicó mucho tiempo y mucho amor. Pablo fue un experto en la doma, la doma es el proceso en el que se lleva potro a un corral cerrado y desde ahí se comienza un largo camino para formar un caballo triunfador.

Pablo decía que lo primero era acercarse al animal y crear un lazo de sincera amistad, con respeto pero sin miedo, todo por las buenas. Pablo repetia: -Brio quiere decir que el caballo responde a cualquier estímulo con energia, cuando uno monta un caballo brioso con el menor estímulo se le da a entender que es lo que se quiere hacer. Y el caballo bravo es el que brinca y corcovea, pero no obedece a las ordenes del jinete. El chalán determina el éxito de un caballo en una exposición. Aunque hay muchos buenos montadores, el mejor es el que se sienta bien,  el que quiere al animal, el que se integra con el animal y se convierten en uno solo, el que tiene excelente oído y  pulso, y que distingue  el sonido de los pasos, y que entiende al animal. Para llevar un caballo bien conducido en su modalidad hay que saber distinguir como suena cada paso y si el caballo sí lo está marcando. Si el montador no tienen buen oído puede pensar que el caballo va muy bien cuando no es asi realmente. El jinete debe tener pulso y tacto para calibrar al caballo, para saberlo llevar y  moverlo como debe ser. Es importante que el jinete se acomode fácil al animal, debe existir una enorme empatía entre el caballo y el montador. Y me parece escucharlo: Llevar a un animal hasta la cima de la excelencia es un trabajo exigente, arduo y costoso, y la paciencia es finalmente el principal secreto. Un caballo necesita una buena cama, si no la tiene aunque coma mucho nunca se va a ver bonito, porque no descansa lo suficente y adecuado, y nunca va a estar cómodo para relajarse y descansar. Se debe vigilar que el animal no coja vicios, ni resabios. Esto es responsabilidad del jinete porque  los caballos no deben ser montados ni galopados antes de tiempo.

En ejercicio de su vida como funcionario público ocupó importante cargos tales como Alcalde de varios municipios en Colombia entre ellos Cabuyaro en el Departamento del Meta y Tibaná y Turmequé en Boyacá, Inspector de Policia en Villavicencio, Funcionario del Banco de la Républica y Juez.

En otras actividades, Pablo se dedicó gran tiempo de su vida a la agricultura, al comercio, al transporte y a la ganaderia, en los Departamentos del Meta, Cundinamarca, Tolima, Caldas y Boyacá. Brilló siempre y fue reconocido por la rectitud, cumplimiento y honestidad en todos su negocios.

Con la muerte de Pablo, pues, no sólo pierdo al amigo con el que compartí tantos agradables momentos y con quien experimenté tanta afinidad en nuestros pensamientos y opiniones acerca de la vida, sino que perdí la luz que guíaba con sabiduria y su leal amistad el rumbo de mi anciana existencia.

En honor a su memoria y a su amistad, he escrito esta remembranza.


Bogotá, 7 de Julio de 2005.

El pasado 24 de Junio falleció el Señor Pablo Osorio. PABLO ANTONIO OSORIO GUERRA nació el 28 de diciembre de 1915 en Turmequé, fue agricultor, ganadero y comerciante, y en la rama pública ejerció cargos tales como Juez, Alcalde, Inspector de Policia y   funcionario del Banco de la Républica. Vivió en Boyacá y en los llanos del Departamento del Meta, y el encanto de la naturaleza de la llanura cautivó su corazón y conoció allí a quien sería su esposa, Dolores Higuera.
Es recordado como un hombre justo y muy trabajador,  y siempre fue apreciado y respetado por sus amigos y por la comunidad. Pablo Osorio era un hombre de acción, con un espíritu aventurero que le llevó a experimentar más, ver más y hacer más, ese espíritu hizo de él un gran trabajador y un gran hombre, él centraba toda su atención en las personas por las que se preocupaba y los temas que le apasionaban.
Pablo nos ha dejado el ejemplo de una valentía innata digna de igualar, por su coraje y entereza para defender su pensamiento politico durante el período de la violencia en Colombia.
Seguiremos redordando de los momentos difíciles pero bonitos que vivimos con él, aunque estuvieramos a miles de kilómetros y cientos de muros por delante, ahora que el tiempo pasa y la lucha de la vida continua, no podemos si no recordar a este hombre solidario, luchador, alegre y con muchas muchas ganas de vivir. Sirva esto como pequeño homenaje a la vida de un luchador incansable.

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