Mitología

El nacimiento de Sleipnir:
En el reino superior de Asgard, los Dioses estaban intranquilos. Su hogar no tenía murallas para protegerse de los enemigos, así que cuando apareció un jinete y se ofreció para construir una muralla, le escucharon sin vacilar.
— Será una gran muralla —les dijo,— una barrera contra los enemigos. Dentro de dieciséis meses, vuestras preocupaciones habrán terminado.
— ¿Y cuál es su precio? —preguntó Odín el sabio.
— Tan sólo la diosa Freya —contestó el desconocido—. Y también el Sol y la Luna.
Los dioses se enfurecieron, y habrían echado al hombre fuera de Asgard por atreverse a pensar que la hermosa Freya podía cambiarse por un trabajo de albañilería. Pero Loki (uno de los dioses) replicó:
— Si podéis edificar la muralla en seis meses, trato hecho. —Y a los demás dioses les susurró— En seis meses tan sólo podrá construir la mitad, pero al menos ésta nos saldrá gratis.
El constructor miró a Freya, la cual se bañaba en lágrimas de oro, y accedió, siempre y cuando que le permitieran utilizar su caballo. Durante el invierno, el extranjero trabajó, y junto a su caballo acarreó suficientes piedras para levantar una gran muralla alrededor de Asgard. Al acercarse el verano, el desastre era inminente para los dioses, pues estaba a punto de concluir la edificación.
— Te creías muy listo, Loki —le dijo Odín—. Tú nos metiste en esto y a ti te toca sacarnos. No podemos permitir que Freya se case con ese albañil, que debe de ser un gigante disfrazado. Y, sin el Sol y la Luna, no vale la pena vivir. Así que ¡Haz algo!
Loki reflexionó y dijo:
— Sin el caballo, no podrá transportar las piedras para finalizar su trabajo.
Loki tenía la facultad de cambiar de forma, y aquella noche, disfrazado de hermosa yegua, se llevó con engaños a Svadilfari, el caballo del constructor. Al darse cuenta de que no podría acabar a tiempo su trabajo, el constructor montó en cólera, cayéndosele el disfraz y revelándose como un gigante, enemigo de los dioses. Thor, hijo de Odín, y el más fuerte, fue al encuentro del gigante y pagó al constructor con un martillazo de Mjolnir en la cabeza. En cuanto a Loki, cuando pensó que aparecer por Asgard no implicaba peligro alguno, volvió preñado como yegua y dio a luz a Sleipnir, un extraño caballo de ocho patas. Loki regaló aquél caballo a Odín, diciéndole:
— Ningún caballo igualará la velocidad de éste. Él te llevará por mar, tierra y aire, también a la Tierra de los Muertos y de vuelta aquí.
Tal como Loki prometió, Sleipnir nunca falló a su nuevo amo, Odín.
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Pegaso

En la mitología griega Pegaso (en griego Πήγασος) era un caballo alado.
Pegaso nació de la sangre derramada por Medusa cuando Perseo le cortó la cabeza. Suele representarse en blanco o negro y tiene dos alas que le permiten volar. Una característica de su vuelo es que cuando lo realiza, mueve las patas como si en realidad estuviera corriendo por el aire.
Según las fuentes clásicas, Perseo no llegó a volar montado a Pegaso, puesto que lo hacía gracias a unas sandalias aladas, sin embargo, muchos artistas renacentistas lo representaron volando en este caballo.
Pegaso aparece relacionado fundamentalmente con el héroe Belerofonte, quien a lomos del équido alado logró dar muerte a la Quimera, una bestia de múltiples cabezas (entre ellas una de león y otra de cabra) que asolaba los territorios de Licia. Gracias a este corcel Belerofonte pudo obtener igualmente una victoria sobre las amazonas.
Belerofonte encarna el "defecto" de la "excesiva" ambición. Cuando por fin consigue montar a Pegaso, no contento con esto le obliga a llevarlo al Olimpo para convertirse en un dios, pero Zeus, molesto por su osadía, envía a un insignificante mosquito que pica el lomo de Pegaso y precipita al vacío a Belerofonte sin matarlo, quedando lisiado y condenado a vagar apartado del resto del mundo toda su vida recordando su gloria pasada.
La leyenda de Pegaso puede haber influido la formación de la figura del buraq en la tradición islámica.
Es uno de los equinos más célebres de la literatura junto con Rocinante (caballo de Don Quijote de la Mancha), Babieca (el de El Cid), Bucéfalo (el de Alejandro Magno) y el caballo de Troya, entre otros.

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Unicornio

El unicornio es una criatura mitológica representada habitualmente como un caballo blanco, con patas de antílope, barba de chivo, y un cuerno en su frente. En las representaciones modernas, sin embargo, es idéntico a un caballo, sólo diferenciándose en la existencia del cuerno mencionado.

El unicornio es un animal fabuloso protagonista de numerosas historias y leyendas. En la Edad Media estaba considerado como un animal fabuloso capaz de derrotar a un elefante. Además, se decía que con su único cuerno se podían purificar las aguas contaminadas para volverlas potables.
Existen tres hipótesis que intentan explicar la aparición de la leyenda del unicornio en Europa:
La primera procede de las exploraciones griegas, italianas y macedonias en la India: existían relatos de criaturas de un solo cuerno, probablemente rinocerontes índicos. Si el hipopótamo fue llamado "caballo de río" por los exploradores griegos (Ιππος, "caballo" y Ποταμος, "río), parece verosímil suponer que igualmente describirían a un rinoceronte indio como un caballo con un cuerno sobre la cabeza.
La segunda proviene de los pueblos vikingos que comerciaban en el interior de Europa cuernos de narval; las primeras representaciones artísticas conocidas de este cetáceo en el interior de Europa eran similares a un unicornio marino. Muy probablemente, y puesto que el mito está documentado desde la antigua Grecia, los pueblos nórdicos tan solo aprovecharon la leyenda preexistente para vender colmillos de narval como si fueran cuernos de unicornio, asociados a todo tipo de propiedades curativas.
La tercera tiene su origen en el reciente (el 13 de junio de 2008) descubrimiento en el parque natural de Prato, en la Toscana italiana, en el que se ha documentado un corzo con un solo cuerno en el centro. Parece factible que esta peculiaridad se haya producido más veces a lo largo de la historia.
Hablando de hechos, enlazando con el primer punto, hace referencia a la Cultura del valle del Indo donde se han hallado unos 2000 sellos, que representan todo tipo de animales de la zona, en la cuarta parte de los 2000 hallados, encontramos grabados de animales de cuerno único y curvo (como cabía esperar, no recto); se da por válido, ya que el resto de grabados no poseen animales míticos, es más, esta civilización desaparecida no tenía religión conocida, ni templos ni grandes estatuas, por lo que se descartan la mitología, dioses o similares.

Origen

El unicornio en cautividad.
Las primeras versiones del mito del unicornio son del médico griego Ctesias, historiador griego del siglo V a. C., y datan del año 400 a. C. durante sus expediciones a la India, quien lo describió como un animal silvestre de la India con la aparencia de un caballo, pero con el cuerpo albo, la cabeza púrpura y los ojos de color azul intenso. El cuerno de esta prodigiosa bestia, según la descripción de Ctesias, era negro con la punta roja y la base blanca, y tenía propiedades medicinales que permitían sanar problemas estomacales, epilepsia o envenenamientos.
También era descrito como un animal blanco con cuerpo de caballo, barba de chivo, patas de ciervo y cola de jabalí o de león, con un cuerno espiral en su frente que crecía recto hacia delante. El unicornio era un animal de hábitos solitarios y muy esquivo, pero igualmente agresivo, así que su caza era particularmente difícil. Los nobles de la Edad Media enviaban cazadores a la India para dar caza al unicornio.
Durante la Edad Media era perseguido por su cuerno ya que brindaba protección contra todos los venenos así como enfermedades, lo cual lo hacía muy longevo a quien se lo administraba; los nobles y los hombres buscaban estos dones consumiendo ese cuerno en forma de polvo en la comida y bebida, preferiblemente en una copa hecha del mismo material. Por obtener este remedio contra la muerte, los nobles de la antigüedad pagaban cifras astronómicas. De este modo creían que jamás podrían ser envenenados.
En realidad, la materia prima de estas milagrosas copas debía provenir de los cuernos de algún rinoceronte o del comillo del narval, una pequeña ballena cuyos machos desarrollan tales colmillos a partir de uno de los dos únicos dientes que poseen. Se ha especulado mucho sobre la identidad del animal que pudo haber dado principio a la leyenda del unicornio. La explicación más plausible es que naciera como un intento de Ctesias y sus ayudantes de describir el rinoceronte de la India, un animal de hasta cuatro toneladas que, efectivamente posee un único cuerno sobre su hocico.
A su vez simbolizaba la virginidad, es por ello que se creía que la peligrosa caza del unicornio se simplificaba mucho cuando los cazadores usaban una joven virgen con la que atraer a la criatura y amansarla, de forma que matarlo resultaba mucho más fácil.

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Janto y Balio

En la mitología griega, Janto (en griego Χανθος, también llamando Xanto o Xanus) y Balio (Βαλιος) eran sendos caballos inmortales, hijo del dios-viento Céfiro y la harpía Podarge.
Janto y Balio fueron el regalo que entregó Poseidón a Peleo y Tetis en su famosa boda. Posteriormente pasarían al hijo de ambos, el célebre Aquiles, causando gran admiración durante la guerra de Troya por sus habilidades. Otra versión dice que Janto fue un regalo de Atenea, que admiraba las habilidades guerreras de Aquiles.
Homero relata que Aquiles reprochó a ambos corceles que hubieran sido incapaces de evitar la muerte de Patroclo, a lo que Janto, dotado momentáneamente de voz por Hera, respondió que Apolo y el destino habían causado la muerte a Patroclo, otorgándole la gloria por el hecho a Héctor, y que para él mismo el destino había decretado la muerte en manos de un dios y un hombre.1 A estos caballos Aquiles ató el cuerpo de Héctor para injuriarlo en muerte.2
Otra versión afirma que Janto era el único caballo inmortal de Aquiles, siendo Balio la persona que lo crió y entrenó. Balio se haría muy rico y popular al asociarse su nombre al de Janto, y desde entonces fue el encargado de abastecer de caballos al bando griego durante el tiempo que continuó el asedio a Troya.

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Helhest

Un Helhest o Helhesten («caballo de los infiernos» o «caballo de la diosa del inframundo») es, en el folklore de Dinamarca y de Schleswig, un caballo de tres patas asociado con el reino de los muertos, Hel, así como a la diosa escandinava de este reino que lleva igualmente el nombre de Hela. Este caballo es mencionado por Jakob Grimm en su estudio de la mitología nórdica1 y durante todo el siglo XIX, cuando, según la creencia popular, el Helhest, caballo fantasma montado por la Muerte, anunciaba la enfermedad, los accidentes y sobre todo los decesos. Podía también tratarse del fantasma de un caballo enterrado vivo bajo los cementerios siguiendo una antigua tradición, con el propósito de que regrese a guiar a los muertos como Psicopompo. La leyenda sostiene que toda persona que vea al Helhest está a punto de «cerrar los ojos e irse», es decir, de morir. La visión del caballo o el simple hecho de escuchar sus pasos serían mortales, siendo claramente identificable el sonido de los pasos del Helhest sobre sus tres patas.

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AHORA PARA TERMINAR, UNOS CONOCIDOS:

CABALLOS DEL APOCALIPSIS

Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis son los cuatro caballeros que se describen en la primera parte del capítulo sexto del Apocalipsis. El capítulo habla de un pergamino en la mano derecha de Dios que está sellado con siete sellos, en ese escenario Jesús abre los primeros cuatro sellos de los siete, liberando a estas bestias que montan en caballos blanco, rojo, negro y uno bayo. Según la exégesis representan y son figura de la conquista, la guerra, el hambre y la muerte, respectivamente, aunque sólo a este último se le designa por este nombre.1 Apocalipsis 6:1-8
Aunque los jinetes aparecen brevemente en el libro, su importancia radica en la cantidad de representaciones artísticas y generalmente en la influencia que tuvieron sobre la cultura occidental.

Caballo Blanco

Cabalgado por el jinete de la conquista.
Cuando abrió el primer sello, oí al primer ser viviente, que decía: Ven. Miré y vi un caballo blanco, y el que montaba sobre él tenía un arco, y le fue dada una corona, y salió vencedor, y para vencer aún
Los otros tres jinetes representan a las fuerzas del mal, destructiva, y dada la manera unificada en la que los cuatro se introducen y se describen, puede ser más probable que el primer jinete es, en consecuencia El Mal. El alemán Stuttgarter Erklärungsbibel lo pone en la guerra civil y luchas internas. Una interpretación, que se llevó a cabo por el evangelista Billy Graham representa el jinete del caballo blanco como el Anticristo, o una representación de los falsos profetas.
Puede representar a Satanás.
San Ireneo y San Juan Crisóstomo sostienen que el arquero montado sobre el caballo blanco es la triunfante propagación del Evangelio; una expansión que triunfa gracias al apoyo político. El padre Castellani lo deja claro al interpretar que en la Monarquía Cristiana, la Christianitas, el orden romano convertido a la ortodoxia cristiana.
Portar un arco, un arma para alcanzar grandes distancias, es representación de lo que hicieron los reinos cristianos, apoyando y llevando la evangelización a pueblos lejanos. Como ejemplo de lo predicho aconteció el bautismo de los pueblos germanos y eslavos o la evangelización de América. Salió "a vencer", esas victorias, son las victorias de Constantino, de Teodosio, de Carlos Martel. Aquellos que afianzaron y construyeron sobre el antiguo orden romano, la Romanitas, el orden cristiano que perduró desde Constantino hasta el emperador Carlos V.3 El milenio que después es narrado en la parte final del Apocalipsis.





Caballo Rojo

Cabalgado por el jinete de la guerra.
Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente que decía: "Ven". Entonces salió otro caballo, rojo; al que lo montaba se le concedió quitar de la tierra la paz para que se degollaran unos a otros; se le dio una espada grande.
El padre Castellani consigna que desposeída la monarquía cristiana de su existencia5 vienen tiempos "guerra o rumores de guerra"6 como dice Jesucristo. Y añade más diciendo que esto "es el comienzo de los dolores"7 pero "aún no es el fin".8 Benedicto XV en 1917 declaró: "Jamás hasta ahora se había visto en el mundo la guerra como institución permanente de toda la humanidad". Y ya Castellani advierte que viendo dos guerras mundiales parece como si el mundo se preparase para una tercera.





Caballo negro

Cabalgado por el jinete del Hambre.
Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: "Ven". Miré, y vi un caballo negro. El que lo montaba tenía una balanza en la mano.
Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: «Dos libras de trigo por un denario y seis libras de cebada por un denario, pero no dañes el aceite ni el vino»
El tercer jinete monta un caballo negro y se entiende generalmente como la hambruna. El jinete lleva un par de balanzas o básculas de pesaje, lo que indica la forma en que el pan que se haya pesado durante una hambruna.
De los cuatro hombres a caballo, el caballo negro y su jinete son los únicos cuya aparición se acompaña de una pronunciación vocal. Juan oye una voz, no identificada, pero procedentes de los cuatro seres vivientes, que habla de los precios del trigo y la cebada, también se dice "y no hagas daño el aceite y el vino." Esto sugiere que el hambre del caballo negro es el de aumentar el precio del grano, pero dejar los suministros de petróleo y el vino no afectados.Una explicación de esto es que los cultivos de cereales hubiera sido más natural susceptible a años de hambruna de olivos y vides, que la raíz más profunda; la declaración también podría sugerir una continua abundancia de lujos para los alimentos básicos, mientras que tales ricos como el pan son escasos, aunque no totalmente agotadas. Por otra parte, la preservación de aceite y el vino podría simbolizar la preservación de los fieles cristianos, que utiliza aceite y vino en sus sacramentos. Otra interpretación basada en Ezequiel 45:13 es que el trigo y la cebada representan la contribución de la gente a sacrificar al templo de las tradiciones judías de edad cuando el templo de Salomón se levantó. La escala representa el equilibrio y la medida de la contribución de la gente, con el fin de distribuirlo por igual entre las 12 tribus. Sin embargo, uno de los cuatro seres vivientes dice que va a costar el salario de un día para obtener la cebada y el trigo. Por lo tanto, el jinete se utilice su escala para distribuir igualmente un días de salario entre las naciones, resultando con un tercio del Templo, pero no es dañar ungido de Dios y de su riqueza.





Caballo Bayo

Cabalgado por el jinete de la muerte.
Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente que decía: "Ven".
Miré, y vi un caballo bayo. El que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades lo seguía: y les fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad y con las fieras de la tierra.
El cuarto y último jinete se llama muerte. De todos los jinetes, es el único a quien el propio texto explícitamente da un nombre. Todavía otros se aplican los nombres de "pestilencia" o "peste" a este caballero, sobre la base de traducciones alternativas de la Biblia (como la Biblia de Jerusalén). A diferencia de los otros tres, no se describe con un arma u objeto, en lugar de eso se sigue por Hades. Sin embargo, las ilustraciones de este muestran principalmente que lleva una guadaña (como la Parca).
El color del caballo de la Muerte se escribe  en la koiné original griego, que a menudo se traduce como "pálida", aunque "cenicienta", "verde claro", y "verde amarillento" son otras posibles interpretaciones, por esto es que hay interpretaciones en las que el color puede ser gris, verde, amarillo pero siempre un color indicando la palidez enfermiza de un cadáver.
El comienzo verso "se les dio poder sobre la cuarta parte de la tierra" puede referirse únicamente a la Muerte y el Hades, o puede resumir el papel de los cuatro jinetes, los estudiosos no están de acuerdo en este punto.



LOS 4 CABALLOS DEL APOCALIPSIS