En Botafuegos, Algeciras, en la
parte trasera de la cárcel que lleva el mismo nombre, nos encontramos
todos los días con caballos que pastan solitarios entre el verde que
ahora llena el campo con el agua del invierno.
A simple vista es una bella imagen para cualquier persona que dé un
paseo por la zona, pero si vamos mirando más al detalle, descubrimos
otras cosas no tan agradables.
Hace dos semanas, los agentes del SEPRONA, los que
se encargan del cuidado del medioambiente dentro de la guardia civil,
encontraron los restos de cuatro cadáveres de caballos. Los restos,
porque lo que no está, ha sido estos días el alimento de los buitres que
viven en la zona.
Estas aves hacen lo que tienen que hacer y de paso un trabajo
valiosísimo para la salud de la naturaleza. Pero a quien no vemos, a
quienes no vemos a a los que retiraron estos cadáveres, escondidos entre
los surcos que deja la tierra. Son esos que dicen amar los caballos,
los compran para lucirlos un día y otro día, deciden que cuesta mucho
dinero o mucho tiempo y preocupaciones, cuidar de ellos.
José Cazorla, es cabo del SEPRONA, que junto a sus compañeros
descubrió este último cementerio. Es el último porque no es el primero.
Están por desgracia acostumbrados a ver este lamentable espectáculo.
Pero no es sin duda, lo más triste. Lo realmente grave es el proceso de
agonía por el que pasan estos equinos que poco a poco “dejan” de ser
visitados por sus propietarios, no les llevan alimento, no les llevan
agua, están a cielo descubierto aguantando frío y lluvia, no es un lugar
adecuado según marcan las leyes.
Maltratarlos no es sólo ese gesto en el que pensamos cuando oímos esa palabra, también es abandonarlos. Eso es también un delito, pero con todas las letras y está penado. Para eso hay una ley que controla estos casos. Es la ley de protección animal, que contempla sanciones que van de los setenta y cinco a los treinta y mil euros, según la gravedad de los hechos. Y atención, también tiene penas de cárcel, desde los tres meses al año.
Lamentablemente, es difícil conocer casos de personas que hayan
acabado en prisión por este tema. Porque en el fondo, la sociedad no
considera graves este tipo de hechos, salvo cuando alguien se los
muestra en persona o en fotografías. No sólo de los cadáveres, o lo que
queda de los cadáveres de estos caballos, sino de los que todavía están
vivos y se encuentran por todas partes, abandonados.
En la zona que antes mencionábamos, Botafuegos (aunque los podemos
ver en muchas zonas rurales o parajes naturales del Campo de Gibraltar,
cuando vamos por la carretera con el coche o si damos un paseíto
dominguero), los hemos visto atados.
Para que no se muevan demasiado del lugar en el que los han
“colocado”, encuentran esta estupenda solución. Les amarran las patas
delanteras y les importa un pito el sufrimiento que conlleva. Si alguien
ama o dice amar los caballos y le ata las patas, le dejaría sentado
durante unas horas junto a él, para que viera cómo se desplaza el animal
a saltos.
Muchos están además desnutridos, su pelaje aparece irregular, con
calvas que muestran el cuidado que no reciben,..No sólo hay caballos,
hay mulos, hay burros,…
CONTROL
Nos cuenta el cabo Cazorla que los ven a diario, es muy común
encontrarse con caballos abandonados por el campo. Se nota enseguida por
su aspecto, más o menos deteriorados.
Los propietarios, cuando adquieren el animal tienen la obligación de colocarle en la parte izquierda del cuello un microchip
(al igual que se debe realizar con los perros) en un plazo máximo de un
año y darle de alta. Al localizar a un animal que levanta las sospechas
de los agentes, por su aspecto, su situación, bueno si está amarrado
directamente se dirigen a él, proceden a pasar un lector de estos
microchips que les ofrece el número con el que está registrado. Se ponen
en contacto con la OCA, la Oficina Comarcal Agraria,
donde en teoría, deben tener los datos del propietario y sobre todo su
teléfono y dirección para localizarle y comunicarle que será denunciado.
Los trámites dirán después dónde queda esta denuncia, si hay sanción o
no.
Es una manera de mantener un registro y control de estas “cuadras”,
pero si no hay microchip, no puede haber control y localizar a los
dueños a veces es totalmente imposible y por tanto, los agentes del
SEPRONA, dependiendo del estado del animal, comunican los hechos a un
veterinario para que valore la situación del equipo y comunican dicho
abandono al correspondiente ayuntamiento para que proceda a su retirada.
Desgraciadamente, ese es otro problema, porque no existen instalaciones adecuadas para ello.
En Los Barrios hay un punto de recogida de estos animales para todo el
Campo de Gibraltar y el segundo más cercano es Alhaurín de la Torre, en
Málaga. Pero si la situación, por ejemplo de perros y gatos abandonados,
es a veces penosa porque las protectoras e instituciones privadas que
se encargan de estos temas no tienen sitio para ellos ni medios para
atenderlos, imagínense qué ocurre con los caballos.
Cuando el SEPRONA habla con estos “propietarios”, “ellos
alegan que “sí cuidan a sus animales, lo dicen siempre, sí nosotros los
cuidamos pero los sueltan en fincas, en explotaciones en las que no
están dados de alta, lejos de sus explotaciones, dejan al animal que se
cuide solo, no le echan de comer,… ahora estamos en invierno y hay
comida, pero cuando llega el verano, los animales lo pasan mal, no
tienen ni agua“, dice el cabo Cazorla.
Lo más triste es la verdad. Dice el agente del SEPRONA que “los
cogen sólo para ir a la romería, luego se despreocupan de él, el resto
del año. Hay caballistas que sí los tienen en sus cuadras, bien
cuidados, desde luego. La mayoría, más o menos están controlados pero la
población de equinos es muy grande en esta comarca y es muy difícil de
controlar”. Por eso es imposible contar con cifras que reflejen de
manera objetiva este desastre. Aún así, a un solo caballo que veamos en
malas condiciones, ya hay uno que está sufriendo y ya hay un “amante de
caballos” que no lo es tanto y que igual sólo quiere que le miren cuando
va montado en él y alardear de la belleza de un animal al que después
abandona aún a sabiendas del sufrimiento y de la agonía que supone
dejarles morir poco a poco.
DENUNCIAS DE AGADEN
El grupo ecologista AGADEN en el Campo de Gibraltar ha asegurado que sólo el año pasado, en 2008, tuvieron constancia de unas doscientas denuncias sobre abandono de caballos en la provincia de Cádiz.
Dice Javier Gil, representante de este colectivo que lleva
trabajando por y para el medioambiente del Campo de Gibraltar durante
muchos años, que “hay que apelar sentido común de aquellos que
adquieren equipos, que tengan en cuenta que un animal de estas
características es para quince, veinte, treinta años, no debe ser un
antojo de una feria, de una romería, sino que después deben tener un
lugar adecuado para ellos, necesitan alimentación y unas condiciones
higiénicas mínimas. Pero como ya sabemos, a veces lo compran como un
regalo para el niño, para la familias y después, muchos ciudadanos nos
llaman para decirnos que han visto muchos caballos en parajes naturales
de la comarca que se están dejando abandonados en un estado lamentable.
No deben olvidar que esto es maltrato animal, que está penado y que es
un delito”.
Javier se refiere a la problemática de espacios, de locales
autorizados para trasladar a estos animales abandonados: “hasta ahora
los animales no tenían ni categoría de animales, eran un bulto más al
igual que ocurre con perros y con gatos que por cierto ya parece que la
gente se está mentalizando más de esta problemática y conoce más de las
sociedades protectoras que los acogen, pero claro en el caso de los
equinos, la situación es grave. La gente los abandona pero no hay una
sociedad protectora para ellos, porque ocupan más espacio, implican más
gastos para su mantenimiento y cuidado”.
Por eso, de momento, la única solución según los ecologistas es que
se aplique la ley a rajatabla, que se identifique a los propietarios y
que se les apliquen las sanciones que incluye la ley.
Parece que de momento, eso es complicado, o al menos, no lo más
común. El control de los propietarios “maltratadores” no es efectivo ni
puede ser efectivo con las actuales normas y los actuales medios. Así
que de momento, el ciudadano, lo único que tiene en su mano, es la
posibilidad de denunciar. A veces, por las llamadas de algunos
ciudadanos, se ha salvado la vida de un animal y se ha evitado un
sufrimiento innecesario. Tanto el del propio caballo como el de todo
aquel que disfruta viendo la belleza que estos animales aportan a
nuestro paso en coche por la carretera, a nuestro paseo por el campo. Lo
mismo que escuchamos en otras campañas, decimos lo mismo para estos
animales. No le abandones, él tampoco lo haría.
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