Sucre nació con la dolarización. Es fuerte. Imponente. Un triunfador. Es de color castaño, tiene 9 años y es campeón de campeones de las ferias en Quito, Cuenca y Loja.
Se inquieta y mueve la cabeza, pero deja que José Catacuago le coloque la montura. Lo cabalga y lo entrena. Sucre participó en la feria de la Asociación Provincial de Pichincha de Criadores y Propietarios de Caballos de Paso, que se hizo el último fin de semana.
El ejemplar nació en el criadero La Montaña, en Sangolquí (Pichincha), y es hijo de padres peruanos. María Dolores Burneo, propietaria de la ganadería, los importó. Su padre, quien nació en Loja, le contagió la afición por este caballo muy popular en la ciudad sureña.
Por un camino de piedra, flanqueado por viejos eucaliptos, se llega a La Montaña. Se recorre 1 km desde la vía de Los Chillos. Catacuago, nacido en Tabacundo, viste como un chalán peruano: camisa y pantalón blancos, un sombrero y botas de cuero.
Con Sucre se desplaza en un ritmo cadencioso por la pista de césped, frente a las pesebreras, donde están 35 caballos.
Sucre es el símbolo del criadero. A los tres días de nacido, ella se dio cuenta que había conseguido el caballo ideal. “Me demoré 10 años en encontrarlo”. Buscó caballos en Perú, Panamá, Ecuador y conoció a CDV Argel y SGA Colegiala, los padres de Sucre.
Sucre es un pura sangre peruano, una raza que se cría en Guayaquil, Loja, Azuay, Pichincha y Santo Domingo de los Tsáchilas. Burneo mira con satisfacción a Sucre de paso elegante.
En las faldas del parque Pasochoa, al sureste de Quito, está el criadero Campo Alegre. Está a 20 minutos de La Montaña.
En las praderas onduladas pastan vacas y caballos. En la zona plana se levantan las caballerizas, un picadero y una pista, donde se adiestran GO Cautivo, GO Manantial, GO Follaje, algunos de los mimados de Orellana.
Se bautizan así, con las iniciales del nombre y apellido del propietario para diferenciarse de otros equinos que pueden tener el mismo nombre. El dueño de Campo Alegre, Galo Orellana, dice que el caballo peruano está en Ecuador desde hace 40 años.
Hubo una larga discusión en el sur de Ecuador y en el norte de Perú sobre la procedencia de esta raza. “Siempre hemos pensado y dicho que el caballo es tan peruano como ecuatoriano. La frontera ha sido el puente”, expresa Orellana, un cuencano aficionado a este animal desde niño. Llegó hace 40 años a Quito.
Lo que no se discute es que la raza se perfeccionó en Perú y está reconocida en el mundo. En Ecuador, los caballos peruanos se cruzaron con los criollos. Se seleccionaron los mejores y se perfeccionaron con los animales puros de Perú. Ese es el caballo que se cría en Ecuador.
Sucre reúne las características del caballo de paso. El pisado (pisos) es armónico y es rítmico. Se escucha tacataca, tacataca, mientras avanza. Ese sonido es característico en esta raza.
Sucre es brioso. Sus manos se desplazan hacia los lados o laterales y lleva al chalán quieto. “Las rodillas y la espalda no se mueven”, dice Burneo. Por esa cualidad, el peruano es un caballo suave, según Orellana.
Catacuago, pequeño y delgado, aprendió hace 17 años a entrenar y amansar a caballos peruanos. Empezó en el criadero Mojanda, en Tabacundo, donde conoció a los peruanos Julio Velasteguí y José Rivas, que le enseñaron el entrenamiento.
Hace ocho años llegó a La Montaña, cuando Sucre tenía seis meses. “Desde el principio me gustó. Es un caballo con un color bonito, bien definido, y el caminado es suave. Lo empecé a amansar”.
En Campo Alegre, Iván Albuja entrena a Cautivo. Es un caballo nacido en Ecuador, tiene cuatro años y es de color alazán tostado.
Orellana lo describe como un buen reproductor, manso y dócil. Las manos se levantan hacia arriba y se mueven hacia fuera. En lenguaje técnico, “tiene buena agudeza y término”.
Albuja es un chalán que trabaja 20 años en Campo Alegre en la preparación de caballos. Tiene a su cargo 45 animales; 18 se entrenan para los concursos en todo el año.
El chalán conduce a Cautivo por la pista. Se preparó cinco meses para la feria y se entrena todos los días con su hermano Follaje. Los dos son hijos de Don Dani, un reproductor nacido en ese criadero.
Albuja deja a Cautivo y monta a Manantial, una yegua pura sangre que en cada pisada marca el tacataca, tacataca,tacataca...
En La Montaña, Catacuago hace descansar a Sucre, bautizado así para recordar a la desaparecida moneda ecuatoriana. Sucre va la pesebrera. A lo lejos parece una estatua forjada en bronce.
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