Fueron Turk, Darley Arabian y Godolphin Barb, los que mandaron a Gran Bretaña, desde el Oriente y el norte del continente africano, una serie de ejemplares de equinos de la zona, entre los años 1689 y 1724. Estos fueron cruzados con yeguas que procedían de tierras inglesas, lo suficientemente fuertes. Dicha unión dio unas crías que llamaban la atención por su gran velocidad y por su fuerte resistencia. Dentro de los caballos de carreras que nos encontramos tenemos varios tipos: de carreras en plano, carrera en compás, carrera de calle, carrera de trote y arnés…
Para los caballos de carrera lo que se quiere es equilibrio y velocidad; mientras tanto, el carácter como el temperamento del animal no importan tanto. Al principio, eran los propios dueños los que corrían con ellos, en los entrenamientos; hoy en día, los dueños prefieren dejar a sus ejemplares con los entrenadores, para que estos le saquen el mejor resultado posible, para que diseñen el plan de carreras más adecuado, a las aptitudes del animal. Gracias a esto, se llevan un porcentaje de las ganancias. La altura de un jockey profesional debe ser de 1.50, o sea, debe ser una persona bajita y que pese poco, sobre unos 50 kilos. Y, sobre todo, que esté en las mejores condiciones físicas posibles, para que el caballo no se canse. De todas maneras, hay carreras en casi todos los países del mundo, por lo que hay mucho donde escoger, y muchas posibilidades a la hora de apuntar a nuestro animal.
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