Se murió la Tobiana, una yegua de 26 años que compré enferma hace ocho. Nunca se curó. Su tratamiento era mensual. Los vasos de las manos estaban hecho trizas. Le pusimos de todo y no dio más. Hoy la enterramos.
Recuerdo que cada vez que pasaba por la ruta 21, la que une la ciudad de Colonia con Carmelo y Nueva Palmira, a un costado del camino, veía pastar a un caballo pinto que me parecía hermoso. Era igual al del Indio Calunga, el fiel compañero de Poncho Negro. Los indios tenían caballos pintos, los que montaban los héroes eran blancos, como High O’ Silver del Llanero Solitario. Me dijeron que un vecino tenía un pinto, La Tobiana, vieja y enferma la compré.
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