El herrero primero quita la herradura vieja de los cascos de los caballos, sosteniendo el casco en medio de sus piernas, desdobla las roblas de los clavos con el cuchillo de redoblar, y regresa los clavos a su posición original. |
Posteriormente utiliza las tenazas para herrar, debajo de una de las tablas de la herradura, y la afloja, hace lo mismo con la otra tabla de la herradura, después utiliza las tenazas para aflojar la herradura en los hombros y cuartas partes del casco. |
El herrero separa los clavos y los extrae con las tenazas de herrar, desde el talón a la pinza del casco, y retira la herradura. Si quedan clavos después de retirar la herradura los quita con el botapuntas. |
Una vez retiradas las herraduras es recomendable examinar su desgaste y corregirlas si presentan algún problema. |
El paso siguiente del herrero es preparar el casco retirando el exceso de crecimiento, además de revisarlo, para tratar a tiempo cualquier problema que pudiera presentarse. |
Uno de los aspectos fundamentales en el herraje de un caballo es ajustar la herradura al casco y no a la inversa. |
Para colocar la nueva herradura el herrero modifica la justura de la herradura para ajustarla al tamaño del casco. Para ello utiliza el martillo de forjar y el yunque. Para orientarse en este proceso el herrero toma como referencia la línea blanca del casco y la punta de la ranilla. La herradura debe ajustarse a los callos para que coincida con el largo adecuado para lo cual se cortan con un cincel. Se dice que una herradura estará adaptada al casco cuando las ramas son 1.5 mm más anchas que el casco. Los callos sobresalen 6mm, y las lumbres del casco —pinzas— y las lumbres de la herradura coinciden. |
Una vez centrada y adaptada la herradura, el herrero la clava. El clavo se deberá adaptar al tipo de herradura, la función del caballo y el espesor de la uña; los clavos demasiado cortos pueden dejar flojas las herraduras y los clavos muy largos y anchos pueden lesionar al casco.
El herrero introduce los clavos con el martillo de herrar por las claveras. Es importante que la curvatura de los clavos vaya por el lado externo del casco, de no ser así puede lastimar al caballo, también deben quedar a un lado del borde externo de la línea blanca y paralelos a las fibras córneas del casco.
El herrero introduce los clavos mediante golpes ligeros, sesgados para que se mantengan paralelos a las fibras y da un golpe seco al final para que la punta sobresalga de la muralla del casco.
El herrero coloca los clavos empezando por los de las cuartas partes y los demás los alterna hasta llegar a la lumbre. Las puntas de los clavos quedan sobresalientes de la muralla, el herrero los dobla con las uñas del martillo utilizando una torsión que corta el exceso, posteriormente los robla con al yunque. Para roblar el clavo hace un pequeño canal bajo la salida del clavo, con las tenazas de boca de lagarto, por este canal dobla y aplana la punta del clavo.
Para terminar su trabajo el herrero lima las roblas con la escofina para eliminar las partes ásperas.
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