martes, 12 de julio de 2011

COMO CUIDO MI CABALLO

¿Cómo cuidar un caballo?


Cuidados del caballo. Higiene del caballo
Un alto índice de de las consultas realizadas al veterinario sobre caballos se refieren al cuidado de sus patas.
Esto se debe al gran volumen y peso de este animal, que reparte su peso entre cuatro delgadas extremidades. Sin embargo, a pesar de esto, este excepcional animal es capaz de correr a gran velocidad cargando con un jinete o realizar trabajos que le suponen un gran esfuerzo físico.
Por este motivo, y debido a la gran importancia que supone un cuidado óptimo de las extremidades, a nadie se le escapa la enorme importancia de mantener en perfecto estado las extremidades de su caballo, pero pese a ello, muchos aún dejan de lado las atenciones básicas que deben realizarse.
En primer lugar, es fundamental llevar a cabo un cuidado de los cascos. En este sentido, debemos conocer correctamente del animal y saber qué cuidados precisa.
El cuidado básico del casco pasa por su limpieza. En ocasiones, vemos como algo tan sencillo y básico como la falta de limpieza puede causar problemas. Por ello es fundamental que la labor de limpieza se realice todos los días, siendo el momento más adecuado justo antes de proceder a montar.
Para la limpieza utilizaremos el denominado Limpiacascos, de la siguiente manera:
· Eliminar la suciedad desde el talón hacia la lumbre, poniendo especial cuidado para no penetrar en las zonas blandas de la ranilla.
· Aseo de los surcos colaterales de la ranilla, ya que en esta zona suelen almacenarse bacterias, piedras, etc.
· Comprobar el estado de la zona para detectar la existencia de cortes o grietas, así como vigilar el grado de sequedad del casco.
· A la hora de limpiar la ranura central, pondremos nuestra máxima atención en la búsqueda de cualquier señal de podredumbre.
· Vigilar los malos olores, pues pueden ser síntoma de infección
· Finalmente, comprobar que la herradura está colocada correctamente. Para ello, pasaremos los dedos por los remaches para comprobar que se mantienen en su sitio.
Además de la limpieza de los cascos, debemos prestar especial atención a la higiene de la piel. Pues, un buen cepillado estimula sus funciones, excita el apetito, activa la digestión y ayuda a fortificar los músculos. La piel es un reflejo del estado y la salud de nuestro caballo su brillantez y tersura nos hablan de un caballo sano.
Además, el caballo como el humano necesita una buena ducha después del trabajo, siendo preferible que esta esté tibia. Con esta simple acción, eliminamos la acidez del sudor que actúa negativamente en las defensas de la piel. En cuanto a los jabones, no es necesario hacer un uso excesivo de los mismos.
En este proceso de aseo, no debemos olvidar lavar la cola y las crines para evitar la acumulación de suciedad, así como los ojos y las fosas nasales eliminando legañas, polvo, etc. Sin embargo, en cuanto al cuidado e higiene de las orejas podemos afirmar que, también existe cierta similitud con nosotros, pues no es conveniente introducir elementos para limpiarlas y en ningún caso debemos recortar el pelo interior que los protege de posibles infecciones, polvo o insectos.
Por último, es fundamental que el animal disponga de una cama seca y limpia, pues no hay nada más destructivo para los cascos que el amoníaco de los desechos equinos y de la cama en descomposición.

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