Deporte de elites por excelencia, las carreras de caballos, al menos en España (y en Italia, por lo que se lee). No voy a entrar en las razones históricas o sociológicas, constato un hecho. Paseen cualquier verano por el hipódromo de Lasarte y verán de todo, pero mayoritariamente gente fina que quiere ver carreras y sobre todo que se la vea.
La última entrega de Camilleri, en su celebérrima serie del comisario Montalbano, trata del mundo de las carreras de caballos. Pero como siempre, es una mera excusa para divertir al personal que seguimos con pasión la serie, con las vivencias de un hombre que se hace mayor (se nota mucho su edad) cada día más suspicaz y gruñón, y que teniendo una vida más o menos organizada (tengamos en cuenta que como comisario no dispone de horario laboral claro y que su novia Livia vive en la otra punta de Italia) la está echando por la borda, quizá debido a la llegada de la andropausia, algo que Montalbano dudo que nos reconozca.
Montalbano dudo que nos reconozca.Quien no siga la serie le invitaría a comenzarla por dónde se debe, el principio, algo que sin ser en absoluto imprescindible, lo agradecerá al ver la evolución de los personajes; quien no desee hacerlo, sepa que pese a ello, podrá sacarle jugo a esta nueva entrega, que como siempre es divertida y entretenida.
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