lunes, 6 de febrero de 2012

HISTORIAS DE CABALLOS

PALMA.- El aficionado al caballo galopa sobre adjetivos apasionados, se siente parte de una manada que habla con vehemencia de su animal en términos de pareja –"es un amor, con esa mirada..."–, evolutivos –"llegaron hace 55 millones de años, mucho antes que el hombre"– e incluso etimológicos, barnizando con poesía los usos de la lengua: "¿Sabes por qué se le llama caballo a la heroína? Porque cuando pruebas la equitación o el contacto con el animal, te absorbe. Tiene un grado de enganche que te lleva a la locura. Es un mundo que, afortunadamente, te atrapa". En Mallorca, Jaume I sembró los campos de pisadas herradas cuando en 1249 prohibió que saliera ninguna yegua de la isla. Los equinos fueron ganando presencia como compañeros de trabajo, medio de transporte, símbolo de fiestas, elemento del paisaje y, posteriormente, en el deporte. Siete siglos y medio después, las Islas se apuntan un récord: ser la región europea con mayor densidad de caballos (hay 16,54 por cada 1.000 habitantes).
En la carrera nacional de raza pura, Baleares obtiene la plata con un 71 por ciento de los 13.922 caballos censados por la conselleria de Agricultura del Govern. Sólo Castilla La Mancha y su 79 por ciento consigue situarse delante. "El aficionado de las Islas es un sibarita, busca la especie pura, lo que explica la escasa presencia de caballos cruzados", explica Lance B. Minnick, especialista en equitación natural. Comparativamente, una tierra de gran tradición equina como Andalucía sólo cuenta con un 28 por ciento de razas puras, a pesar de su superioridad numérica.
La especialización, el ocio y la implantación de la maquinaria agrícola han dejado a burros y asnos a la cola de los censos equinos, a pesar de que hace un siglo se imponían con autoridad al número de caballos. Hoy apenas llegan al medio millar y son muy pocos quienes los usan en la labranza. Miquel Melià pertenece a una especie en extinción. En sus tierras de Porreres, aparca el tractor para segar las estadísticas y mantener arada la tradición payesa gracias a su mula y a Kirby, un caballo percherón del 96 llegado de los Pirineos y tan robusto como su dueño. "Soy de los últimos", reconoce con orgullo. Lo compró por 175.000 pesetas y hoy "no tiene precio". En un mercado dominado por la competición y los caballos esbeltos, le cuesta encontrar útiles a la medida del rey de su cuadra. «Los otros son atletas, de pelo corto y de gran musculatura como un culturista. Los percherones cuanta más barriga, más pelo y más lentos de movimientos, mejor», explica entre risas antes de ahondar en los méritos de su animal. "Sé que el progreso no se puede parar, pero yo cultivo también así más por gusto que por rendimiento. Es una historia de amor. Nos hemos hecho el uno al otro y forma parte de mi familia. Con sólo mirarlo sabe lo que quiero de él y el respeto es mutuo", afirma para terminar de aclarar su elección con un simil: "Es como el que tiene una moto antigua y la disfruta siempre que puede, aunque luego cuentes con un coche para otras necesidades". Miquel encaja en una de las máximas que defiende la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA): la salvación de la tradición agrícola pasa por el ganado equino. El cierre progresivo e irreversible de las vaquerías se compensa con su reconversión en centros de caballo. En esa política se incluye la idea de usar el asno balear –en peligro de extinción– como animal perfecto para limpiar los campos de rastrojos y reducir de forma natural el peligro de incendios. «Lo sueltas una semana y parece que ha pasado un jardinero», asegura Lance Britton. El reenfoque de la agricultura a través del fomento del caballo avanza hacia el turismo ecuestre y la creación de una red de caminos por la que los animales formen parte de un nuevo paisaje rural atractivo para los visitantes. Las medidas forman parte del Departamento de Promoción de la primera Oficina Equina abierta en España por iniciativa del Govern balear que trabaja en la unificación de un sector vasto y ramificado con necesidades como la actualización de infraestructuras y la apuesta por ferias que amplifiquen el trabajo de los implicados.
El problema hasta el momento radicaba en considerar el caballo más como un artículo de lujo que como una ganadería con posibilidades de diversificación. El director general de Desarrollo Rural, Francisco Blasco, defiende el sector como un "dinamizador de la economía y generador de empleo" para profesionales como entrenadores, agricultores, vendedores de productos específicos, propietarios de hoteles rurales, osteópatas o especialistas en equinoterapia. Se añaden otros tantos que trabajan –como si de un futbolista o un atleta se tratara– al servicio del rendimiento del animal: veterinarios, dentistas, herradores, fisioterapeutas o incluso acupuntores porque en los campeonatos jinete y caballo concursan como socios indisolubles.
Toni Terrassa regenta desde hace 25 años Lord Genaro, especializada en productos hípicos. La recesión también se ha instalado en el ocio del caballo, aunque sólo se convierte en un deporte de élite cuando el jinete se instala en la alta competición. Aparte del coste del pupilaje (pensión del caballo en un club) que ronda los 350 euros mensuales, el equipamiento de un principiante no supera los cien euros entre ropa y casco de seguridad. Los precios se adaptan al bolsillo del Una silla de montar puede alcanzar los 2.500 euros si llega avalada por el diseño y la comodidad de una marca italiana, pero las firmas low cost las ofrecen también por 150 euros. Como los chinos en lo textil, el cuero paquistaní ha democratizado los precios de los productos hípicos. A partir de ahí, las tiendas ofrecen desde mantas polares y antisudor hasta pelotas antiestrés.
Baleares lidera en España el número de nacimientos de potros, con más de un millar en los últimos doce meses. Muchos terminarán compitiendo en alguno de los seis hipódromos de las Islas. Son Pardo en Palma celebra en un año más carreras que ninguna otra pista nacional. Es el centro del trote, un negocio que mueve miles de aficionados y millones de euros en una competición liderada por el caballo trotón, omnipresente en las islas con un 95% de los ejemplares que existen en el mundo.
No llegarían a medirse sin la figura del entrenador. Pedro Soto creció en una familia patriarcal que siempre le inculcó el amor por los animales. Hermano del campeón de España y medallista olímpico Rafael Soto, se ocupa de la ganadería que Marieta Salas explota en Esporles. Prepara a potros para concursos de belleza y doma vaquera. "Trabajar con caballos te hace mejor persona", asegura acariciando a Abah Zenobia, un versátil pura raza árabe de cuatro años que aprende rápido. "El caballo me da la sensación de estar conectado a algo que hace que me entienda. Tienes que estar unido a él para poder entrenarlo, pero debe verte como profesor para que sepa que mandas". Por eso, las cualidades más valoradas son "el corazón y la predisposición al trabajo". Tanto como conocer sus límites. "Por encima del físico está la cabeza y su capacidad para aguantar la presión", añade. El trabajo precisa "el binomio perfecto" entre animal y jinete. Y en alguien como Soto necesita una pareja que entienda el sacrificio y la entrega: "Somos monotemáticos. Debemos encontrar a alguien que respete nuestra pasión. Yo vivo de esto y para esto", concluye mientras prepara a Abah para el entrenamiento.
En el mismo ambiente creció Juan Nigorra, ganadero y jinete también de doma clásica que apuesta por favorecer la cría y denuncia "la política nacionalista equina que excluye los caballos puros españoles, cruzados o árabes en favor del mallorquín, una raza nueva, inventada, sin perfeccionar ni evolucionar que no tendrá salida en el mercado". Benigna Von Woyrsch siente gratitud hacia los raza pura mallorquines porque "han mantenido la agricultura durante siglos". Llegó a Mallorca hace 47 años y, desde hace cuatro, cuida en su granja de Artà de diecisiete ejemplares autóctonos "nobles y tranquilos" que le han permitido "cumplir un sueño". En puertas del paritorio están otros cinco y, con todos, busca "reivindicar un caballo olvidado que debe valorarse y protegerse".
La apuesta de Lance B. Minnick se eleva a la equitación natural, a la plena conexión mental entre el caballo y el ser humano. De igual a igual, confiando en el aprendizaje mutuo. Con premisas similares, la equinoterapia es tan capaz de abrir el mundo a un autista como de mejorar la vida a un enfermo de esclerosis múltiple. Los logros de Ma Shadow El Sher son menos altruistas, pero lo convierten en el sueño de cualquier competidor. Es el mejor caballo árabe del mundo y descansa en Marratxí, en los terrenos de su dueño, el promotor Fausto Ferrero. Los jeques ya han lanzado órdagos de 600.000 euros, pero no está en venta. Una dosis de su semen cuesta 3.000 euros. Repetirlo será tan difícil como comprar al padre.

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