Los caballos pueden emitir diversas señales acústicas, entre las que destacan por su frecuencia el relincho y el resoplido. Los científicos no han podido asignar a cada una de las vocalizaciones del caballo un significado único e invariable. Al parecer, la interpretación de las señales acústicas de los caballos debe hacerse siempre en función de las posturas corporales que las acompañan y del contexto en que aparecen.
La comunicación a través de sonidos no es tan importante para los caballos como la llevada a cabo a través de la vista o el olfato. En general, las especies animales que viven en espacios abiertos poseen un repertorio vocal más reducido que aquellas que viven en zonas boscosas.
Para un animal que ocupa un hábitat con una vegetación densa, las señales sonoras sustituyen a las visuales, sobre todo si el mensaje debe recorrer una cierta distancia. En cambio, en estado salvaje, los caballos viven en áreas de pradera extensa, en la que la comunicación visual entre individuos no encuentra ninguna dificultad.
Las vocalizaciones de los caballos transmiten un estado emocional activado, en el que el caballo expresa un estado de frustración o de conflicto con algún miembro de su manada o con miembros de manadas vecinas.
El repertorio vocal del caballo
Podemos distinguir en el caballo diversas señales acústicas. El relincho, el resoplido o el bramido son las escuchadas con mayor frecuencia. Los científicos especializados en comportamiento animal han registrado y analizado estos sonidos a través de los denominados audiogramas.
Como resultado, hoy en día pueden diferenciarse muy bien los diferentes sonidos que puede producir un caballo. Sin embargo, el problema aparece cuando se pretende dar un significado a cada uno de las citadas señales.
La interpretación del lenguaje de los caballos.
Muchos propietarios afirman ser capaces de reconocer mensajes concretos en las vocalizaciones de sus caballos. Según algunos testimonios, algunos caballos serían capaces de expresar su deseo de comer, de salir del box o de descansar.
Sin embargo, el análisis científico de estas situaciones demuestra que es la interpretación de la postura corporal y del contexto en que se emiten los sonidos y no su significado intrínseco, la que permite a las personas interpretar el lenguaje de los caballos. El lenguaje sonoro de los caballos no posee la sintaxis necesaria para transmitir mensajes complejos, sino sólo la capacidad de expresar un estado emocional general.
El relincho
El relincho, llamada equina por excelencia, suele emitirse por un caballo que desea comunicar su presencia cuando, por ejemplo, se ve separado de los demás miembros de su manada. Un potro que se encuentra lejos de su madre o un caballo que ve a su propietario a una cierta distancia son situaciones que con frecuencia provocan el relincho.
El resoplido
El resoplido se asocia a estados de alarma o a situaciones que suponen una frustración para el caballo. Algunos expertos sugieren que la intensidad con que se producen estas vocalizaciones refleja de forma proporcional el grado de activación emocional en que se encuentra el caballo.
Los movimientos de las orejas facilitan la captación
Los pabellones auditivos del caballo son estructures con una gran movilidad. La movilidad de las orejas del caballo cumple dos funciones. Por un lado, sirve para transmitir de forma visual un estado emocional, como el miedo o la agresividad.
Por otro, permite colocar el canal auditivo en el ángulo óptimo para la captación de un determinado sonido. Ante sonidos de mucha intensidad, los caballos dirigen sus orejas hacia atrás.
Esta actitud, que puede confundirse con una muestra de agresividad, pretende en realidad cerrar la entrada del canal auditivo para proteger al oído de una posible lesión.
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