domingo, 26 de febrero de 2012

CABALLOS DORADOS




Ya en el Siglo I A.D. ejércitos de la dinastía Han cruzaban los Tien Shan  para conseguir caballos que sudaban sangre y corrían con el viento siempre a favor. Cruzaban el rojo Taklaman y subían pasos de montaña a 3.500 – 4.000 metros rodeados gigantescas pirámides de roca recubiertas de hielo a más de 6.000 metros (para ellos Aníbal pasando los Alpes era como un dominguero tomando un bocata en la laguna de Peñalara) para conseguir su objetivo. Necesitaban esos espléndidos corceles para mantener a los pueblos nómadas de Centro Asia fuera de sus fronteras.

Los denominaban “Caballos Celestiales”. Una constelación con el mismo nombre guiaba en el firmamento del oeste el camino para  encontrarlos.


IPB Image

 Hoy en día no queda mucho de ese recuerdo. Supuestamente ese linaje se perdió explotado por la avaricia del hombre. 
Pero como todo es un circulo de cosas que se repiten, esta historia se repitió 2.000 años después. Esta vez fueron conquistadores eslavos los que encontraron de nuevo el tesoro. El Imperio Ruso en plena expansión llega a mediados del S. XIX a los territorios Transcaucásicos de Asia Central. Allí encuentran la línea más pura de sangre de los extintos caballos turcomanos. Los Akhal – Tekes. Criados y seleccionados desde hace 2.500 años por pastores nómadas. Pasando a ser de la noche a la mañana la raza equina más celebrada por los ricos y ostentosos nobles rusos. Un caballo de Zares. 

Brazo ejecutor de una vida trashumante en la estepa interminable, donde la diferencia entre la vida y la muerte es la velocidad de tu caballo. Comparten comida y refugio con sus dueños. Tiene una dieta con alto contenido en proteínas: huevos, pollo, grasa de cordero, dátiles, frutos secos…A parte de su innata velocidad y resistencia, es legendario su pelaje corto y sedoso con destellos metálicos cuando reflecta la luz del sol – es una adaptación genética para mimetizarse con el paisaje de grandes espacios abiertos que les rodea, y asó poder ser menos visibles a sus depredadores – dando el aspecto de ser caballos dorados. También son conocidos como los caballos de oro.



En esta era de Internet donde el mundo se ha vuelto más pequeño, pensamos que todo lo sabemos y lo controlamos, pensamos desde nuestra mente occidental que el mundo antiguo y sus costumbres son historias de niños, solo mitos. Queremos que prevalezca nuestra realidad y nuestra cultura del dinero, todo tiene un precio y se puede comprar.
 

Creemos que los caballos que ha creado nuestra civilización son los más rápidos y hermosos. Los purasangre son una de las mayores expresiones de poder de quienes los poseen. No pensamos que sus orígenes datan solo de hace 300 años y que principalmente sirven al fin de nuestra vanidad de poseer lo bello y único.

Todos lo purasangres provienen de 3 tres líneas de sangre, de 3 sementales: Beberly Turk, Darley Arabian y Godolphin Arabian. Todos ellos caballos árabes o turcomanos, no se sabe con exactitud. Resultado de una selección a lo largo de 3 milenos en las estepas de Centro Asia y en los desiertos de Arabia. Para conocer las cosas tenemos que saber su origen. El origen de esta belleza y poder no esta en los verdes prados y ricas cuadras de Kentucky, sino bajo la tienda de una beduino o un Kazajo protegiéndose de una fría noche de invierno.

Estos Akhal – Tekes pasaron a la penumbra durante 70 años de comunismo, acabando como carne para salchichas, independiente que sirvieran a la gloria del Soviet obteniendo medallas en juegos olímpicos – Absent ganó en concurso de saltos medallas en 3 juegos olímpicos diferentes – y demás reconocimientos internacionales. Actualmente, tras la creación de la República Centro Asiática de Kazajistán son el emblema nacional de país y su cría es cuestión de estado. Su comercio esta estrictamente limitado y controlado. Para ellos es como nuestro cerdo Ibérico. Para nosotros el oro es negro, para ellos esta impreso en la piel de sus corceles.

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