sábado, 8 de octubre de 2011

HARRY BOLDT LEYENDA VIVA DE LA DOMA CLASICA

 Nació en Insterburg, Alemania (por aquel entonces Prusia oriental) una de las figuras legendarias de la Doma Clásica Mundial: Harry Boldt. Impresionante jinetes e insuperable maestro. Heredó la pasión por los caballos de su padre, Heinrich, un jinete y entrenador muy respetado en aquellos tiempos que estaba al cargo del club de competición “Asociación para la Equitación” en Essen. De ahí que Harry creciera, literalmente, entre relinchos. Su padre fue su primer profesor y el gran artífice de que con el tiempo llegara a ser quién es hoy en día.

Sus primeros éxitos se los dio la disciplina de salto de obstáculos para posteriormente, cuando ya saltaba en pruebas de nivel avanzado, dedicarse a la doma clásica. Su primera profesora de doma clásica fue la mítica alemana Käthe Franke que pulió el talento de Boldt y le llevó a concursar a nivel internacional. Y sus inicios en la disciplina fueron los de un auténtico jinete. O montabas o montabas. Y es que entró de cabeza a medirse con figuras como Reiner Klimke, Herbert Rehbein y Jospeh Neckermann. La élite de la doma clásica que no tardó nada en abrir sus puertas a Harry Boldt. 
En los años 60 y 70 montando a “Remus”, “Golo” y “Woyczek” ganó: el título de campeón absoluto tres veces, 7 medallas individuales entre Campeonatos de Europa y Campeonatos del Mundo y 8 medallas por equipos en Campeonatos de Europa. 
En 1964 acude a las olimpiadas de Tokio con el westfaliano “Remus” llevándose de vuelta a casa una medalla de oro por equipos (le acompañaron en el podio ni más ni menos que Reiner Klimke y Josef Neckermann ¡Como para no ganar!) y la medalla de plata a título individual. Tras las olimpiadas de 1964 pasarían dos ciclos olímpicos antes de que Boldt volviera a pisar un cuadrilongo olímpico. En Montreal, 1976, repite la hazaña aunque esta vez con “Woyczek”: oro olímpico por equipos (junto con Reiner Klimke y Gabriella Grillo) y, plata individual. 
En los ochenta ya lo ha ganado todo y deja su carrera deportiva para hacerse cargo del equipo nacional alemán de doma clásica cuya sede estaba Warendorf, en el magnífico centro olímpico de equitación propiedad del comité olímpico alemán de doma clásica. Fue seleccionador nacional durante 15 años durante los cuales Alemania obtuvo un total de 50 medallas entre olimpiadas, europeos y mundiales. ¡Treinta y una de ellas eran medallas de oro!. Hasta la fecha ningún seleccionador ha conseguido igualar su record de éxitos con el equipo. Por ello fue galardonado con la Cruz de Oro de la Federación Ecuestre de Alemania. 
A mediados de los 90 se trasladó a Australia, por eso del clima, y desde entonces no ha cesado de viajar a lo largo y ancho del planeta impartiendo seminarios de jueces, clinics, asistiendo como entrenador, etc.  Sus inicios fueron en el salto y, de alguna manera, ha vuelto a los orígenes puesto que se hizo cargo de la sección de doma clásica de los equipos australianos de concurso completo. Nuevamente hay obstáculos que saltar y un cuadrilongo muy cercano a los mismos.
Autor de varios libros de doma clásica, el más conocido sin duda es “Das DressurPferd” (El Caballo de Doma Clásica) cuya primera versión, en tamaño libro de coleccionista se publicó por primera vez en 1978. Todo un tesoro, incluso para los que no hablan alemán, gracias a sus impresionantes fotografías entre las cuales se incluyen las conocidas secuencias de fotos tomadas desde arriba (el fotógrafo estaba en lo alto de una torre) de la perfecta ejecución, tranco a tranco, de los movimientos laterales, secuencias de fotos de una reprise Gran Premio y fotos de maestros de la doma clásica de generaciones de antaño. En el capítulo 3 de este libro Harry Boldt comparte con el lector las ayudas precisas que se necesita para todas y cada una de las figuras de doma clásica. Habla de la transición del filete al filete y bocado y, como guinda de oro, esboza un programa de trabajo para todo un año para entrenar desde la Inter I al Gran Premio. 
En 1997 se reeditó en un formato más manejable y en 1978 se publicaba la traducción al inglés del capítulo tres del que os hablamos hace un momento. Y es que este capítulo tres es todo un tratado de doma clásica. Seguro que, de haber coincidido en el tiempo con el Coronel Alois Podhasky, éste no habría dudado en escribir el prefacio de “Das DressurPferd”.
¡Felicidades Maestro!.

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