Muchos, al observar con admiración el trote galante
de su paso, lo atribuyen a la complicada topografía y estructura
del suelo peruano. Su garbo y finura han inspirado poemas y canciones propias
del sentimiento popular de la costa. ¿No será su forma de
moverse, el resultado de una autoselección natural u orientada por
el hombre peruano de acuerdo a las necesidades de nuestro terreno?
Ya en el siglo XVII, se le menciona en la inmortal obra
"El Quijote de la Mancha" del célebre don Miguel de Cervantes
Saavedra, en un diálogo entre el ingenioso Hidalgo y su fiel Sancho
que dice:
" De allí le ha sacado Malambruno con sus artes y le tiene en su poder y se sirve dél en sus viajes, que los hace por momentos, por diversas partes del mundo, y hoy está aquí y mañana en Francia y otro día en Potosí; y en lo bueno que el tal caballo ni come ni duerme, ni gasta herraduras y lleva un portante por los aires, sin tener alas que el lleva encima puede llevar una taza llena de agua en la mano sin que se le derrame gota, según camina llano y reposado; por lo cual la linda Magalona se holgaba mucho de andar caballera en él.
" De allí le ha sacado Malambruno con sus artes y le tiene en su poder y se sirve dél en sus viajes, que los hace por momentos, por diversas partes del mundo, y hoy está aquí y mañana en Francia y otro día en Potosí; y en lo bueno que el tal caballo ni come ni duerme, ni gasta herraduras y lleva un portante por los aires, sin tener alas que el lleva encima puede llevar una taza llena de agua en la mano sin que se le derrame gota, según camina llano y reposado; por lo cual la linda Magalona se holgaba mucho de andar caballera en él.
A esto Sancho dijo: "Para andar reposado y llano,
mi rucio, puesto que no anda por los aires; pero por la tierra, yo lo curtiré
con cuantos portantes hay en el mundo".
Pero lo cierto es que ese modo peculiar en el andar del
caballo peruano de paso se debe a su combinación de sangres, pues
ni bien llegado al Perú, el ejemplar español fue expuesto
a un proceso de selección, en mezcla de sangres de diferentes tipos
de equinos: las jacas (yeguas de pequeña estatura) navarras y castellanas
con las de los Berebere y Arabe.
El híbrido resultante conservó de las jacas
la elevación de los miembros delanteros; de los Berebere, el modo
de andar o ambladura y algunos rasgos exteriores; y, finalmente, del árabe,
su delicada belleza.
Pero fue del Berebere, que mantuvo casi intacto la sincronía
en su andar, en ese movimiento de patas en forma lateral, mano y pata a
la izquierda y mano y pata a la derecha; o en la forma de cruz o diagonal,
similar al de un felino, añadiéndose a estas, las otras particularidades
propias del caballo de paso peruano.
Aunque si bien es cierto que estos ejemplares nacen con
estas características, la constante dedicación y adiestramiento
por parte del hombre adecúan, perfeccionan y pulen aquello que emana
de su propia génesis.
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