jueves, 14 de marzo de 2013

TENER UN CABALLO

Tener un caballo es una experiencia maravillosa que te cambia la vida.
Muchas personas creen que son animales tontos o poco expresivos, pero la verdad es que son muy inteligentes y se comunican de muchas maneras, pero como su lenguaje es tan complejo toma tiempo y convivencia diaria el entenderlo. Ellos nos dicen muchas cosas con la posición de sus orejas, de los labios, con algún resoplido de nariz o con la cola, así como con una gran variedad de sonidos.

Son muy expresivos y se encariñan con las personas. A veces hasta te llaman o saludan con un relincho cuando llegas. Uno de mis caballos incluso me lame la cara cuando me ve llegar.

Entre el caballo y su jinete debe haber química ya que el caballo no es un esclavo sino un compañero de trabajo y la relación se debe basar en respeto mutuo. Ellos sienten con facilidad las emociones de su jinete (especialmente cuando tienes miedo :P ) y el jinete también empieza a entender a su caballo. Hay veces que desde que me monto y empiezo a caminar se si mi caballo esta de malas, tiene tensa la espalda, esta distraído o dispuesto a trabajar.

Actualmente tengo 5 caballos y he montado muchos otros en mi vida y nunca he encontrado dos caballos iguales. Cada uno tiene su personalidad, sus puntos fuertes y puntos débiles y es el deber del jinete montar de acuerdo a esto para que el caballo se desarrolle plenamente.

Creo que escribí demasiado, pero se me hizo una bonita pregunta y me emociona compartir mi experiencia. En fin te dejo una cita que resume perfectamente todo lo que he dicho:

"La doma no excluye la libertad. La crea. Un hombre a caballo, un lazo doble, dos corazones, un sólo pensamiento. El animal, dueño de sus facultades, ágil, fiero, libre, unido al ser humano y formando con él una única entidad, debe seguir siendo libre, fiero y ágil, siempre dueño de sus facultades. Esta larga y paciente educación recíproca, en que pronto es imposible distinguir el alumno del profesor, alcanza su punto culminante en la obra de arte que representa un caballero cabal. Las etapas de este proceso son el desarrollo de su fuerza física que permite al caballo soportar una carga, aprecio mutuo que lleva a la obediencia e intercambio sutil de comunicaciones invisibles. La armonía concertada de los movimientos, alcanzada gracias a la ambición, al trabajo, y no sin pena, es el objetivo. La equitación roza las fronteras del arte, creando una obra maestra constantemente renovada, puesto que sólo dura un instante. La Naturaleza fija las leyes de este arte, porque la potencia y la libertad de movimiento son dadas al caballo por la Naturaleza, pero debe recobrarlas a pesar del peso del caballero. El caballo no ha de ser un esclavo que lleva a su amo, sino un bailarín que evoluciona y se desliza con él. Doma es una palabra de resonancia dura, un término mal empleado. La Doma es la vuelta a la libertad."

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