Nueva Tradición. Arequipa tiene amazonas, un grupo de
mujeres que montan yeguas de paso. Al igual que los chalanes, ellas
también engalanan al caballo peruano.
Carolina Cornejo Valdivia tiene catorce años y es
prácticamente una niña. Pero montada sobre una yegua parece una mujer.
Es amazona, una mujer con las actitudes delicadas de niña y que cabalga
con estética sobre un caballo de paso peruano.
Ella y sus cuatro compañeras montadas sobre las yeguas
ensilladas, pisan el estribo y talonean con la espuela para marcar el
paso y realizar los ensayos finales para su presentación en el VIII Concurso Provincial del Caballo de Paso Peruano que se realizó el pasado sábado 25 de agosto en Cerro Juli.
La sincronía de sus coreografías y el cruce de pasos de
las yeguas en el campo, simula el andar de una sola, pero en realidad
son cinco. El sonido de los cascos es un solo golpe. “Siempre
hemos sido la parte decorativa de los eventos del caballo de paso, pero
desde hace pocos meses estamos programando actividades y torneos a nivel
nacional para darle otro realce al caballo”, dice Jenny Concha.
Para pertenecer al grupo de las amazonas hay que ser hija o esposa de un criador de caballos, sin embargo, las amazonas de Arequipa han decidido abrir la asociación a todas las mujeres que deseen disfrutar de esta pasión.
“Tratamos de buscar nuevos talentos para conservar esta tradición. Solo
se necesita tener un caballo”, expresa Andrea Vásquez, capitana del
grupo. Aunque claro, aún es inaccesible, pues algunas muchachas
aficionadas no tienen un equino como mascota. Ellas sí tienen sus
propios caballos.
No obstante, el empresario y criador de caballo de paso,
Jaime Mujica Calderón, expresa su disconformidad por la apertura. "No
entiendo por qué habría que abrir esto al público que no cría caballos",
afirma.
ROQUE Y EL ESPECTÁCULO
Entre el público del concurso hay un hombre que trata de
pasar desapercibido para la prensa. Estaba vestido con pantalón y camisa
blanca, y llevaba un sombrero de ala ancha que le ocultaba la sonrisa
dibujada por las cervezas de la mañana. Era Roque Benavides Ganoza,
gerente general de Minas Buenaventura, ese mismo hombre que se ha pasado
los últimos meses en una danza mediática para apoyar al frustrado
proyecto minero Conga.
Esa mañana no fue minero sino chalán. Ve a los periodistas y dice fatigado: “No, por favor, ya figuré mucho, estoy cansado de salir en los diarios, que ahora salgan los caballos en las portadas”, dice mientras desparrama su cuerpo en una modesta silla roja de plástico.
Estaba de jurado y coronando a las potrancas en las
diferentes categorías del torneo. Al finalizar las premiaciones, comenzó
el show. Sonó Chabuca Granda y las amazonas salieron en una
fila, montando una yegua cada una; tomando el estribo y sosteniendo el
sombrero. Formaron figuras y bailaron sobre el animal el vals
José Antonio, hasta que una de las yeguas se asustó y abandonó la
partida. La coreografía debía concluir.
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