Según los fósiles conocidos, los primeros ungulados
aparecen en Asia, en el Paleoceno superior de China. El caballo
pertenece a la orden del perisodáctilos, es decir, los ungulados
provistos de un número impar de dedos. Uno de estos dedos es
predominante y asegura el principal apoyo del animal.
Los caballos pertenecen a la familia de los Equidae,
dónde también encontramos a los asnos y a las cebras. Reunidos bajo un
único género, Equus, los équidos están repartidos en siete especies:
- Equus caballus (caballo doméstico)
- Equus przewalski (caballo de Prezewalski)
- Equus asinus (asno salvaje de África)
- Equus bemionus (asno salvaje de Asia)
- Equus kiang (kiang)
- Equus zebra (cebra de montaña)
- Equus burchelli (cebra de Burchell)
Los primeros équidos poseían cuatro dedos en cada
extremidad de sus miembros anteriores y solamente tres en los
posteriores. Como resultado de una adaptación progresiva a la carrera,
el número de dedos que descansan en el suelo, a lo largo de las edades,
luego a tres, posteriormente a dos, hasta la aparición del casco
único, característica del caballo actual.
Aparecido
durante Eoceno, hace alrededor de 54 millones de años, durante mucho
tiempo se ha creído que el antepasado más lejano del caballo era el
"Hyracotherium leporinum". Pero, estudios recientes los emplazan entre
los Paleotheres.
No es hasta casi el final del Plioceno, hace menos
de dos millones de años, que la forma actual del caballo se estabiliza
con el Pliohippus.
Descubiertos en Estados Unidos, los fósiles atestiguan, por primera vez, la presencia de un dedo único, superado por miembros más alargados que los de sus predecesores.
Descubiertos en Estados Unidos, los fósiles atestiguan, por primera vez, la presencia de un dedo único, superado por miembros más alargados que los de sus predecesores.
Los primeros caballos tenían la talla de un cordero,
varios dedos en cada pie y dientes adaptados para comer hojas tiernas.
Los verdaderos caballos del género Equus aparecieron en América del
Norte. El "Orohippus agilis" es uno de los caballos más antiguos
conocidos. Sus dientes de corona baja ya estaban adaptados para comer
hojas. Pero ya sus premolares eran de mayor tamaño. Este caballo medía
40 cm de cruz.
La historia de los caballos está íntimamente ligada a
los cambios climáticos. Después de una evolución larga en el
transcurso del Eoceno, cuando el supercontinente se separó, los
caballos emigraron hacia Eurasia en el curso de Oligoceno. Ya de tamaño
grande, comenzaron a parecerse a los caballos actuales.
El Anchitheriinae fue el primer ejemplar que aparece
en Europa. Su pie había conservado tres dedos del pie. Su cuello era
más largo que el de los caballos actuales. La especie va entonces a
evolucionar sobre todo en América del Norte. Va a hacerse más grande y
más adaptada a la carrera.
Durante el transcurso del Oligoceno, hace
aproximadamente 30 millones de años, la regresión de los bosques forzó
una nueva evolución de los caballos. Tienen que adaptarse a un suelo
más duro y a un medio más abierto, frecuentado por numerosos
depredadores. Miembros más largos favorecen la huida. Esta
especialización también afecto a los dedos, produciéndose una reducción
progresiva del número de dedos. La almohadilla plantar desaparece para
dejar sitio a un único casco sólido.
Paralelamente, la talla y la potencia de los
caballos aumentan. También su dentadura se adapta a su nueva dieta:
hierbas duras.
Con el comienzo del Mioceno, los dientes se transforman ya en verdaderas muelas, mejor adaptadas a las gramíneas. Los premolares se hicieron más grandes y acabaron por parecerse a los molares. Estamos ya antes los verdaderos precursores de los caballos modernos.
Con el comienzo del Mioceno, los dientes se transforman ya en verdaderas muelas, mejor adaptadas a las gramíneas. Los premolares se hicieron más grandes y acabaron por parecerse a los molares. Estamos ya antes los verdaderos precursores de los caballos modernos.
El Hipparion coloniza Eurasia y África al fin del
Mioceno. Los huesos de los miembros de los caballos actuales están
dotados de un mecanismo de bloqueo que le permite al animal tenerse en
pie sin esfuerzo. El Hipparion no disponía de tal mecanismo.
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