lunes, 21 de enero de 2013

RAZA ESPAÑOLA

Los orígenes del caballo español se pierden en la noche de los tiempos, pues nuestro caballo español es una de las razas mas antiguas del mundo y una de las que mas historia tiene.
Cuando llegaron los romanos al territorio que ahora se llama España, conocieron a los temidos íberos, guerreros que peleaban en caballos de largas crines. No es casualidad que en las pocas monedas íberas que se han encontrado aparezcan guerreros a caballo y también toros, estos animales forman parte de nuestra cultura, así ha sido durante siglos. En las crónicas romanas a lo largo de toda la historia del pueblo romano, desde que estos llegaron a la península Ibérica (a la que llamarían después Hispania) dejaron abundantes documentos que atestiguan la antigüedad de la cría del caballo en nuestro suelo. El caballo procedente de España, ese caballo valiente, noble de espesa crin a lomos de los hispano romanos recorrió todo el imperio y los emperadores romanos siempre se retrataban a lomos de caballos de tipo hispánico en los frescos de las villas romanas de Italia.
Muchos historiadores y expertos en genética dicen que cuando llegaron los musulmanes a España, cruzaron sus caballos con los nuestros para darles más cuerpo a los suyos, esta influencia de sangres berberiscas marcarán para siempre a nuestro caballo, uno de los matices en los que influiría la sangre árabe en el caballo PRE es que hasta entonces el caballo autóctono español tenía en su genética la predominancia de nacer en capas oscuras como el castaño claro y el oscuro casi negro, a partir de los cruces con caballos berberiscos comenzó a hacerse más común el color tordo que más adelante como aquí explicare sería el color más extendido.
El caballo español fué la mejor arma de guerra en la edad media para expulsar de España a los musulmanes en la llamada guerra de la Reconquista y en el siglo XVI la mejor arma de expansión para la conquista de América.
En tiempos de paz fue utilizado también con muy buenos resultados para crear los ejercicios a caballo que despues se llamarían de alta escuela lo que ayudo a que se crearan muchas Escuelas, como la de Viena, con caballos españoles o con mucha sangre española.
En el siglo XVI Felipe II encargó a Diego López de Haro y Sotomayor, I marqués de El Carpio, la creación de las Caballerizas Reales de Córdoba, donde agrupó los mejores sementales y yeguas de las tierras que bordean el Guadalquivir, siendo esta yeguada real el origen de la raza del caballo español como lo conocemos en la actualidad. En el nombramiento del marqués como caballerizo en 1567 dice el rey:


[...] hemos acordado de sostener y criar un buen número de yeguas de vientre con sus potros y crías en la Ciudad de Córdoba y otras partes y lugares de Andalucía.

Las caballerizas se hicieron depender de la Junta de Obras, Jardines y Bosques y para la empresa se dedicaron, entre otros, fondos económicos provenientes de la explotación de salinas andaluzas. En 1576 las caballerizas contaban con 50 empleados y 110 plazas y en la década de 1580, 600 yeguas pacían en las dehesas de Córdoba, 400 en las de Jerez y 200 en las de Jaén. En palabras del marqués:

La bondad de la raza de caballos de Córdoba, es cosa de mayor grandeza que tiene su Majestad en sus Reinos.
A la muerte del  marqués, el cargo de "Caballerizo Mayor de las Reales Caballerizas de Córdoba" pasó a su hijo, permanenciendo como cargo hereditario en el mayorazgo de la Casa del Carpio desde 1625, por concesión real a su nieto. La corona también tenía la Yeguada Real de Aranjuez, formada por las yeguas de la Orden de Santiago, cuyo patrimonio había revertido en la corona, y otro rebaño en Valladolid. Sin embargo su calidad no era comparable con la Yeguada de Córdoba.

De hecho en 1605, Cervantes, en el capítulo XXIV del Quijote da por hecho que Córdoba es la madre de los mejores caballos del mundo. Asimismo, en el capítulo XV de dicha novela, hace alusión a la gallardía de las yeguas cordobesas con las siguientes palabras:

No se había curado Sancho de echar sueltas a Rocinante, seguro de que le conocía por tan manso y tan poco rijoso que todas las yeguas de la dehesa de Córdoba no le hicieran tomar mal siniestro.

Pero cuando más fama alcanzó fue en el Siglo de Oro español, retratado por Velazquez en los cuadros que pinto de la familia real.
El caballo español en ese siglo fue exportado a todas las cortes de Europa y su sangre se mezclo con la de casi todas las razas importantes europeas que ahora existen.
Lope de Vega en su comedia Los comendadores de Córdoba recoge no sólo la fama de los caballos cordobeses sino también la de sus jinetes. Del mismo modo la citada obra de Lope de 1610 y la Fábula de Polifemo y Galatea de Góngora de 1612, dedicada al conde de Niebla, son un testimonio excepcional de la denominación histórica "caballo andaluz".

Por estas fechas los caballos españoles eran muy apreciados dentro y fuera de España, teniendo propietarios como Don Juan de Austria, los reyes de Francia, el Duque de Baviera, el emperador Maximiliano II y su hermano el archiduque Carlos. Estos dos últimos crearon el caballo lipizzano a partir de caballos andaluces ligeros y la Escuela Española de Equitación en Viena, siguiendo la doma española tradicional.

En esta época surgieron las maestranzas de caballería, corporaciones nobiliarias cuyo principal fin era el ejercicio de la monta a la brida y a la jineta, que en algunos casos construyeron y sostuvieron sus propias plazas de toros. Las maestranzas surgieron en Andalucía con la creación de la de Ronda en 1573, la de Sevilla en 1670, de Granada en 1689, la de Carmona en 1728, la de Antequera, del mismo año, la de Jerez en 1739 y se intentaron constituir otras en Jaén y Utrera, en 1731 y 1732 respectivamente, pero fueron denegadas por la Junta de Caballería. Las maestranzas también se extendieron fuera del territorio andaluz, con la fundación de la de Valencia en 1697, la de Palma de Mallorca en 1758 y de de Zaragoza en 1819. El artículo primero de los estatutos de la Maestranza de Granada, redactados en 1764, es otro ejemplo de la denominación histórica de esta raza como "caballo andaluz":

[...] y para que los caballos andaluces que han hecho la milicia española superior a la de todas las naciones, no pierdan nada de la excelencia en que se constituyen por la hidalguía de sus razas, y primor de su doctrina [...]

En 1751 se produjo un grave incendio en las caballerizas de Córdoba, por lo que Fernando VI ordenó reconstruirlas, finalizándose la obra en tiempos de Carlos III, quien colocó sus armas en la fachada. Ese mismo año José I de Portugal quiso crear una yeguada nacional en su reino, para lo cual adquirió 33 yeguas y 2 sementales andaluces. En 1753 la cabaña tenía ya 268 individuos, principalmente de capa castaña, origen de la raza llamada Alter Real.
 Hasta este punto quiero dejar claro en este artículo que la creación del caballo español como lo conocemos hoy fue obra de Felipe II en las Reales Caballerizas de Córdoba, a manos del caballerizo real Don Diego Lopez de Haro desde el siglo XVI hasta hoy se ha conseguido mantener la raza inalterable hasta nuestros días convirtiéndola en una de las razas puras más antiguas del mundo, incluso el propio rey Felipe II eligió el color blanco como color predominante en el caballo PRE pues le daba más nobleza y distinción a los gustos de esa época. Esta misión consiguió mejorar al caballo español autóctono y fijar una morfología estándar como se ha conservado hasta hoy.

Los avatares políticos del siglo XIX en España, causaron grandes daños en la cabaña equina nacional. Con motivo de la Invasión Francesa, en 1808 las yeguas de las Caballerizas de Córdoba fueron trasladas a las Islas Baleares para preservarlas del expolio napoleónico. Terminada la Guerra, en 1814 no regresaron a Córdoba sino que pasaron a la Yeguada de Aranjuez, quedando las caballerizas cordobesas como depósito de sementales. Además de esto Córdoba perdió importancia porque el rey Fernando VII apoyó la Yeguada de las Lomas de Úbeda en 1820 y suspendió la prohibición de cubrir yeguas con garañón al sur de la "raya real", lo que favoreció el uso de la mula en el enganche de coches y diligencias, que en el sur de la península Ibérica anteriormente sólo se utilizaba en labores del campo. Además su hermano el Infante Carlos, presidente de la Junta Suprema de Caballería y partidario de cruzar yeguas andaluzas con otras razas europeas, como el caballo normando, el trakener, el holstein y el hannoveriano, creó las yeguadas de Cazorla y de Sevilla en 1828 y 1830 respectivamente, lo que causó un grave deterioro genético a la cabaña.
Como contrapartida a mediados de siglo se crearon las Escuelas de Veterinaria de Zaragoza, León y Córdoba, esta última en 1847, dependiente de la Universidad de Sevilla y dedicada especialmente al cuidado y mejora del caballo. Asimismo en 1864, por iniciativa del lojeño Narváez, el Ramo de Guerra se encargó de la cría y del fomento caballar nacional. Además, muchos ganaderos andaluces no habían practicado esos cruces, por lo que fue posible recuperar la pureza original de la raza, cuando en 1893 el Ministerio de Guerra decidió organizar la cría caballar en España, ubicando la yeguada nacional, luego militar, en la Hacienda de Moratalla, en Hornachuelos y Posadas. Para la recuperación del caballo español como era antaño llamado andaluz se utilizaron 18 yeguas procedentes de Córdoba, Montilla y Jerez de la Frontera. En el último tercio del siglo XIX funcionaban los depósitos de sementales de Córdoba, Úbeda, Jerez y Valladolid y en los primeros años del siglo XX se fundaron otros en Alcalá de Henares, Hospitalet de Llobregat, Garrapinillos, Bétera, Leon y Santander.

Los orígenes del caballo español se pierden en la noche de los tiempos, pues nuestro caballo español es una de las razas mas antiguas del mundo y una de las que mas historia tiene.
Cuando llegaron los romanos al territorio que ahora se llama España, conocieron a los temidos íberos, guerreros que peleaban en caballos de largas crines. No es casualidad que en las pocas monedas íberas que se han encontrado aparezcan guerreros a caballo y también toros, estos animales forman parte de nuestra cultura, así ha sido durante siglos. En las crónicas romanas a lo largo de toda la historia del pueblo romano, desde que estos llegaron a la península Ibérica (a la que llamarían después Hispania) dejaron abundantes documentos que atestiguan la antigüedad de la cría del caballo en nuestro suelo. El caballo procedente de España, ese caballo valiente, noble de espesa crin a lomos de los hispano romanos recorrió todo el imperio y los emperadores romanos siempre se retrataban a lomos de caballos de tipo hispánico en los frescos de las villas romanas de Italia.
Muchos historiadores y expertos en genética dicen que cuando llegaron los musulmanes a España, cruzaron sus caballos con los nuestros para darles más cuerpo a los suyos, esta influencia de sangres berberiscas marcarán para siempre a nuestro caballo, uno de los matices en los que influiría la sangre árabe en el caballo PRE es que hasta entonces el caballo autóctono español tenía en su genética la predominancia de nacer en capas oscuras como el castaño claro y el oscuro casi negro, a partir de los cruces con caballos berberiscos comenzó a hacerse más común el color tordo que más adelante como aquí explicare sería el color más extendido.
El caballo español fué la mejor arma de guerra en la edad media para expulsar de España a los musulmanes en la llamada guerra de la Reconquista y en el siglo XVI la mejor arma de expansión para la conquista de América.
En tiempos de paz fue utilizado también con muy buenos resultados para crear los ejercicios a caballo que despues se llamarían de alta escuela lo que ayudo a que se crearan muchas Escuelas, como la de Viena, con caballos españoles o con mucha sangre española.
En el siglo XVI Felipe II encargó a Diego López de Haro y Sotomayor, I marqués de El Carpio, la creación de las Caballerizas Reales de Córdoba, donde agrupó los mejores sementales y yeguas de las tierras que bordean el Guadalquivir, siendo esta yeguada real el origen de la raza del caballo español como lo conocemos en la actualidad. En el nombramiento del marqués como caballerizo en 1567 dice el rey:


[...] hemos acordado de sostener y criar un buen número de yeguas de vientre con sus potros y crías en la Ciudad de Córdoba y otras partes y lugares de Andalucía.

Las caballerizas se hicieron depender de la Junta de Obras, Jardines y Bosques y para la empresa se dedicaron, entre otros, fondos económicos provenientes de la explotación de salinas andaluzas. En 1576 las caballerizas contaban con 50 empleados y 110 plazas y en la década de 1580, 600 yeguas pacían en las dehesas de Córdoba, 400 en las de Jerez y 200 en las de Jaén. En palabras del marqués:

La bondad de la raza de caballos de Córdoba, es cosa de mayor grandeza que tiene su Majestad en sus Reinos.
A la muerte del  marqués, el cargo de "Caballerizo Mayor de las Reales Caballerizas de Córdoba" pasó a su hijo, permanenciendo como cargo hereditario en el mayorazgo de la Casa del Carpio desde 1625, por concesión real a su nieto. La corona también tenía la Yeguada Real de Aranjuez, formada por las yeguas de la Orden de Santiago, cuyo patrimonio había revertido en la corona, y otro rebaño en Valladolid. Sin embargo su calidad no era comparable con la Yeguada de Córdoba.

De hecho en 1605, Cervantes, en el capítulo XXIV del Quijote da por hecho que Córdoba es la madre de los mejores caballos del mundo. Asimismo, en el capítulo XV de dicha novela, hace alusión a la gallardía de las yeguas cordobesas con las siguientes palabras:

No se había curado Sancho de echar sueltas a Rocinante, seguro de que le conocía por tan manso y tan poco rijoso que todas las yeguas de la dehesa de Córdoba no le hicieran tomar mal siniestro.

Pero cuando más fama alcanzó fue en el Siglo de Oro español, retratado por Velazquez en los cuadros que pinto de la familia real.
El caballo español en ese siglo fue exportado a todas las cortes de Europa y su sangre se mezclo con la de casi todas las razas importantes europeas que ahora existen.
Lope de Vega en su comedia Los comendadores de Córdoba recoge no sólo la fama de los caballos cordobeses sino también la de sus jinetes. Del mismo modo la citada obra de Lope de 1610 y la Fábula de Polifemo y Galatea de Góngora de 1612, dedicada al conde de Niebla, son un testimonio excepcional de la denominación histórica "caballo andaluz".

Por estas fechas los caballos españoles eran muy apreciados dentro y fuera de España, teniendo propietarios como Don Juan de Austria, los reyes de Francia, el Duque de Baviera, el emperador Maximiliano II y su hermano el archiduque Carlos. Estos dos últimos crearon el caballo lipizzano a partir de caballos andaluces ligeros y la Escuela Española de Equitación en Viena, siguiendo la doma española tradicional.

En esta época surgieron las maestranzas de caballería, corporaciones nobiliarias cuyo principal fin era el ejercicio de la monta a la brida y a la jineta, que en algunos casos construyeron y sostuvieron sus propias plazas de toros. Las maestranzas surgieron en Andalucía con la creación de la de Ronda en 1573, la de Sevilla en 1670, de Granada en 1689, la de Carmona en 1728, la de Antequera, del mismo año, la de Jerez en 1739 y se intentaron constituir otras en Jaén y Utrera, en 1731 y 1732 respectivamente, pero fueron denegadas por la Junta de Caballería. Las maestranzas también se extendieron fuera del territorio andaluz, con la fundación de la de Valencia en 1697, la de Palma de Mallorca en 1758 y de de Zaragoza en 1819. El artículo primero de los estatutos de la Maestranza de Granada, redactados en 1764, es otro ejemplo de la denominación histórica de esta raza como "caballo andaluz":

[...] y para que los caballos andaluces que han hecho la milicia española superior a la de todas las naciones, no pierdan nada de la excelencia en que se constituyen por la hidalguía de sus razas, y primor de su doctrina [...]

En 1751 se produjo un grave incendio en las caballerizas de Córdoba, por lo que Fernando VI ordenó reconstruirlas, finalizándose la obra en tiempos de Carlos III, quien colocó sus armas en la fachada. Ese mismo año José I de Portugal quiso crear una yeguada nacional en su reino, para lo cual adquirió 33 yeguas y 2 sementales andaluces. En 1753 la cabaña tenía ya 268 individuos, principalmente de capa castaña, origen de la raza llamada Alter Real.
 Hasta este punto quiero dejar claro en este artículo que la creación del caballo español como lo conocemos hoy fue obra de Felipe II en las Reales Caballerizas de Córdoba, a manos del caballerizo real Don Diego Lopez de Haro desde el siglo XVI hasta hoy se ha conseguido mantener la raza inalterable hasta nuestros días convirtiéndola en una de las razas puras más antiguas del mundo, incluso el propio rey Felipe II eligió el color blanco como color predominante en el caballo PRE pues le daba más nobleza y distinción a los gustos de esa época. Esta misión consiguió mejorar al caballo español autóctono y fijar una morfología estándar como se ha conservado hasta hoy.

Los avatares políticos del siglo XIX en España, causaron grandes daños en la cabaña equina nacional. Con motivo de la Invasión Francesa, en 1808 las yeguas de las Caballerizas de Córdoba fueron trasladas a las Islas Baleares para preservarlas del expolio napoleónico. Terminada la Guerra, en 1814 no regresaron a Córdoba sino que pasaron a la Yeguada de Aranjuez, quedando las caballerizas cordobesas como depósito de sementales. Además de esto Córdoba perdió importancia porque el rey Fernando VII apoyó la Yeguada de las Lomas de Úbeda en 1820 y suspendió la prohibición de cubrir yeguas con garañón al sur de la "raya real", lo que favoreció el uso de la mula en el enganche de coches y diligencias, que en el sur de la península Ibérica anteriormente sólo se utilizaba en labores del campo. Además su hermano el Infante Carlos, presidente de la Junta Suprema de Caballería y partidario de cruzar yeguas andaluzas con otras razas europeas, como el caballo normando, el trakener, el holstein y el hannoveriano, creó las yeguadas de Cazorla y de Sevilla en 1828 y 1830 respectivamente, lo que causó un grave deterioro genético a la cabaña.
Como contrapartida a mediados de siglo se crearon las Escuelas de Veterinaria de Zaragoza, León y Córdoba, esta última en 1847, dependiente de la Universidad de Sevilla y dedicada especialmente al cuidado y mejora del caballo. Asimismo en 1864, por iniciativa del lojeño Narváez, el Ramo de Guerra se encargó de la cría y del fomento caballar nacional. Además, muchos ganaderos andaluces no habían practicado esos cruces, por lo que fue posible recuperar la pureza original de la raza, cuando en 1893 el Ministerio de Guerra decidió organizar la cría caballar en España, ubicando la yeguada nacional, luego militar, en la Hacienda de Moratalla, en Hornachuelos y Posadas. Para la recuperación del caballo español como era antaño llamado andaluz se utilizaron 18 yeguas procedentes de Córdoba, Montilla y Jerez de la Frontera. En el último tercio del siglo XIX funcionaban los depósitos de sementales de Córdoba, Úbeda, Jerez y Valladolid y en los primeros años del siglo XX se fundaron otros en Alcalá de Henares, Hospitalet de Llobregat, Garrapinillos, Bétera, Leon y Santander.

En 1912 Cría Caballar, que dependía del Ejército, abrió en España el primer libro para inscribir los caballos de raza árabe, pura raza inglés y anglo-árabe, decidiendo inscribir a los tradicionalmente llamados caballos andaluces como Pura Raza Española, más tarde abreviado como PRE. En los años 1920 la yeguada nacional de Moratalla se amplío en Medina-Sidonia y luego en Jerez. Durante la Segunda República la competencia en la cría y el fomento caballar se trasladó al Ministerio de Fomento y posteriormente al Ministerio de Agricultura.

Durante el Franquismo la yeguada nacional pasó a llamarse yeguada militar. En 1956 se sacó de la Hacienda de Moratalla y se trasladó a Écija, a la fincas de la Turquilla y de la Isla; a Jerez, al Cortijo de Vicos y a la finca de Garrapilos; a Ibio, y a Lore-Toki (en San Sebastián). Además se abrieron nuevos depósitos de sementales en Manacor y Hoya Fría (en Tenerife). En este periodo, en que se impuso definitivamente la locomoción en las labores del campo y en la tracción de vehículos, la raza de caballos andaluces se conservó gracias a algunos ganaderos, andaluces y extremeños fundamentalmente, como son Terry, Bahones, Guerrero, Pallarés, Romero Benítez, Escalera, Miura y Blasco Balbuena, entre otros. Asimismo fue muy importante la labor de la Federación Hípica Española, del laboratorio de locomoción de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Córdoba y de Álvaro Domecq, así como la promoción de la raza que hizo la Feria del ganado de Jerez, que pasó a denominarse Feria del Caballo.

A partir de 1966 España impidió a Portugal inscribir en su libro a sus caballos, por lo que el país luso eligió dar a sus caballos andaluces una nueva denominación: caballo lusitano, en recuerdo de la antigua Lusitania que era el primer nombre que recibió aquel país en tiempos de los romanos. Portugal abrió su propio registro, que permaneció abierto hasta 1980 y que volvió a abrir entre 1996 y 1999, para refrescar la sangre nuevamente con caballos andaluces.

En 1972 se constituyó con sede en Sevilla la Asociación Nacional de Criadores de Caballos Españoles (ANCCE). En 1973 el Ayuntamiento de Jerez creó el premio Caballo de Oro, que concedió a Álvaro Domecq y en cuyo acto de entrega se estrenó el espectáculo "Cómo bailan los caballos andaluces", ideado por el propio Domecq, con la asistencia del Príncipe de España. Este espectáculo fue el origen de la Fundación Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre.

Entre 1989 y 1992 se produjo en España un brote de peste equina que afectó a la cabaña de caballos andaluces. En 1990 el Ministerio de Hacienda trasladó la yeguada del Bocado, de Terry, a la dehesa de la Fuente del Suero, ambas patrimonio expropiado a RUMASA, donde permanece. Desde 1991 la ANCCE organiza en Sevilla la última semana de noviembre el Salón Internacional de Caballo (SICAB), con un importante concurso morfológico.

En 1995 las caballerizas de Córdoba perdieron su uso como depósito de sementales, permaneciendo vacías desde entonces. En 1996 se inauguró el Museo del Caballo de Jerez y algo después el Museo de Carruajes de Sevilla. Ese mismo año se creó Córdoba Ecuestre, que organiza el concurso CABALCOR y en 2002 se celebraron los Juegos Ecuestres mundiales en Jerez.

En los últimos tiempos varios caballos andaluces han participado en los Juegos Olímpicos en la modalidad de doma, obteniendo diploma olímpico, bronce individual y plata por equipos en Atlanta 1996, Sidney 2000 y Atenas 2004. Tenemos que destacar los exitos del caballo español Fuego XII en los juegos ecuestres mundiales celebrados en Kenctuky 2010 y su participación en los juegos olímpicos de Londres 2012 que junto a sus actuaciones en concursos FEI en Europa le han convertido en uno de los 10 mejores caballos del mundo en doma.

Lo más destacable de él es su carácter dócil, noble y amable y su gran inteligencia, que le ayuda pronto a aprender cosas nuevas. También destaca por su belleza, debida en parte a su cabeza, crines y cola espesa, y su elegancia, sus movimientos son sumamente elevados. De alzada 1,54 a 1,65 m, aunque pueden darse caballos de distinta alzada. Patas fuertes, pero finas y largas. Inserción de cola baja y cuartos traseros fuertes. Cabeza de perfil recto o subconvexo, con ojos grandes y amables , ollares grandes, orejas medianas y móviles. Cuello largo y robusto, que no impide su elegancia y porte de cabeza. Las capas principales son torda, en especial la rodada, blanca y el castaño, de muchas tonalidades, sobre todo una de color chocolate y negra, una capa que algunos creen inexistente en esta raza, pero que cada vez hay más. También se da la baya, y el alazán ya está permitido.
Los conquistadores Españoles llevaron estos caballos consigo en sus viajes hacia las Americas y estos formaron la base de la mayoría de las razas americanas actuales.

Hoy en dia el mundo vuelve a descubrir este caballo hermoso, versátil cuya elegancia se completa con un temperamento honrado, leal y activo. Sus aires son suaves y sumamente cómodos hasta para el jinete menos experto.
Estos caballos tradicionales, que representan una de las pocas razas puras de sangre caliente en el mundo, están muy requeridos hoy día como caballo de paseo, de Alta Escuela e incluso como caballo de competición.
El caballo de Pura Raza Española clásico se puede reconocer por su cabeza expresiva y marcada, la baja implantación del maslo, su alzada moderada y su cuerpo compacto. En las líneas modernas más funcionales, la acción elevada de las manos se ha transformado en un movimiento con mas extensión para que los productos puedan utilizarse en competiciones de doma clásica incluso hasta el nivel Gran Premio Olímpico.
Los caballos de Pura Raza Española a pesar de no madurar físicamente hasta los seis años de edad, demuestran un carácter generoso que permite a los sementales participar en todas las actividades ecuestres montados tanto por adultos como por niños.
Al comprar un caballo de Pura Raza Española, sea para la equitación o sea para la reproducción, uno debe decidir que tipo de animal requiere : el caballo "clásico" o el caballo moderno "funcional". La elección depende de la utilidad que el propietario le quiera dar.
La belleza del caballo de Pura Raza Española, con su movimiento espectacular, su temperamento inalterable, su fuerza física y psíquica y su obediencia asombrosa, le convierten en un caballo con grandes aptitudes para ser enganchado, incluso hasta un nivel de competición internacional.

La cría del caballo andaluz se centra en España, aunque existen buenas yeguadas por todo el mundo. El sistema de cría se basa en manadas de yeguas que viven sueltas en estado de semilibertad. Algunos potros son vendidos al destete y otros permanecen en la yeguada y empiezan a ser domados a los tres años. Las yeguas no se doman ni montan, pero sí participan en concursos de morfología.


En las yeguadas es frecuente que los machos lleven el nombre de la madre en masculino; por ejemplo, que el hijo de Vinatera se llame Vinatero. Sin embargo, a todas las hembras nacidas en la yeguada el mismo año, se les pone un nombre que empieza por la misma letra y que pueda utilizarse en masculino para los potros que nazcan de ellas.
Durante todo el año se realizan concursos morfológicos en que los caballos son juzgados por sexo y edad. Los ejemplares de ambos sexos participan en los concursos de manera individual, aunque las yeguas pueden participar en cobras. Además de a la morfología se da importancia a la funcionalidad. De hecho, el 25% de la nota de los machos de más de 4 años depende de una prueba de doma. Los ganadores de estos concursos quedan clasificados para la final del SICAB, que se disputa en noviembre en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla. El SICAB es el acto más importante dentro del mundo del caballo andaluz. En él tiene lugar la final del Campeonato de España de Pura Raza Español, así como subastas, espectáculos, conferencias, etc
También podemos ver en muchas películas y en el cine caballos españoles haciendo gala de su nobleza y sus dotes artísticas.

En mi opinión personal como profesional de la equitación, yo recomiendo a la gente que se quiera iniciar en la doma clásica y quiera aprender ejercicios complicados, que comience con un caballo español, así aprenderá sin correr ningún riesgo a hacer ejercicios que en otras razas de sangre caliente a un jinete nobel le pueden causar serias dificultades por su carácter mas complicado.
Siempre defenderé que el caballo español que llega a niveles superiores de doma, es un caballo excepcional, de gran belleza y talento en la pista, muy correcto en la ejecución de las figuras, con un piafe expresivo y un pasage de buena calidad.
El deber de los criadores de PRE es criar animales funcionales y adiestrarlos desde el principio con profesionales altamente cualificados para sacarles el máximo rendimiento y dejar al PRE en lo más alto del panorama deportivo, yo tengo fe en que dentro de poco tiempo se utilizara sangre española para mejorar al caballo centroeuropeo de doma clásica, esta practica ya se realizo con éxito, pero hay pocos caballos ahora del nivel y calidad que sirvan para dicha misión, pues los criadores alemanes y holandeses son muy exigentes a la hora de utilizar con sus yeguas determinados sementales.
En 1912 Cría Caballar, que dependía del Ejército, abrió en España el primer libro para inscribir los caballos de raza árabe, pura raza inglés y anglo-árabe, decidiendo inscribir a los tradicionalmente llamados caballos andaluces como Pura Raza Española, más tarde abreviado como PRE. En los años 1920 la yeguada nacional de Moratalla se amplío en Medina-Sidonia y luego en Jerez. Durante la Segunda República la competencia en la cría y el fomento caballar se trasladó al Ministerio de Fomento y posteriormente al Ministerio de Agricultura.
Durante el Franquismo la yeguada nacional pasó a llamarse yeguada militar. En 1956 se sacó de la Hacienda de Moratalla y se trasladó a Écija, a la fincas de la Turquilla y de la Isla; a Jerez, al Cortijo de Vicos y a la finca de Garrapilos; a Ibio, y a Lore-Toki (en San Sebastián). Además se abrieron nuevos depósitos de sementales en Manacor y Hoya Fría (en Tenerife). En este periodo, en que se impuso definitivamente la locomoción en las labores del campo y en la tracción de vehículos, la raza de caballos andaluces se conservó gracias a algunos ganaderos, andaluces y extremeños fundamentalmente, como son Terry, Bahones, Guerrero, Pallarés, Romero Benítez, Escalera, Miura y Blasco Balbuena, entre otros. Asimismo fue muy importante la labor de la Federación Hípica Española, del laboratorio de locomoción de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Córdoba y de Álvaro Domecq, así como la promoción de la raza que hizo la Feria del ganado de Jerez, que pasó a denominarse Feria del Caballo.

A partir de 1966 España impidió a Portugal inscribir en su libro a sus caballos, por lo que el país luso eligió dar a sus caballos andaluces una nueva denominación: caballo lusitano, en recuerdo de la antigua Lusitania que era el primer nombre que recibió aquel país en tiempos de los romanos. Portugal abrió su propio registro, que permaneció abierto hasta 1980 y que volvió a abrir entre 1996 y 1999, para refrescar la sangre nuevamente con caballos andaluces.

En 1972 se constituyó con sede en Sevilla la Asociación Nacional de Criadores de Caballos Españoles (ANCCE). En 1973 el Ayuntamiento de Jerez creó el premio Caballo de Oro, que concedió a Álvaro Domecq y en cuyo acto de entrega se estrenó el espectáculo "Cómo bailan los caballos andaluces", ideado por el propio Domecq, con la asistencia del Príncipe de España. Este espectáculo fue el origen de la Fundación Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre.

Entre 1989 y 1992 se produjo en España un brote de peste equina que afectó a la cabaña de caballos andaluces. En 1990 el Ministerio de Hacienda trasladó la yeguada del Bocado, de Terry, a la dehesa de la Fuente del Suero, ambas patrimonio expropiado a RUMASA, donde permanece. Desde 1991 la ANCCE organiza en Sevilla la última semana de noviembre el Salón Internacional de Caballo (SICAB), con un importante concurso morfológico.

En 1995 las caballerizas de Córdoba perdieron su uso como depósito de sementales, permaneciendo vacías desde entonces. En 1996 se inauguró el Museo del Caballo de Jerez y algo después el Museo de Carruajes de Sevilla. Ese mismo año se creó Córdoba Ecuestre, que organiza el concurso CABALCOR y en 2002 se celebraron los Juegos Ecuestres mundiales en Jerez.

En los últimos tiempos varios caballos andaluces han participado en los Juegos Olímpicos en la modalidad de doma, obteniendo diploma olímpico, bronce individual y plata por equipos en Atlanta 1996, Sidney 2000 y Atenas 2004. Tenemos que destacar los exitos del caballo español Fuego XII en los juegos ecuestres mundiales celebrados en Kenctuky 2010 y su participación en los juegos olímpicos de Londres 2012 que junto a sus actuaciones en concursos FEI en Europa le han convertido en uno de los 10 mejores caballos del mundo en doma.

Lo más destacable de él es su carácter dócil, noble y amable y su gran inteligencia, que le ayuda pronto a aprender cosas nuevas. También destaca por su belleza, debida en parte a su cabeza, crines y cola espesa, y su elegancia, sus movimientos son sumamente elevados. De alzada 1,54 a 1,65 m, aunque pueden darse caballos de distinta alzada. Patas fuertes, pero finas y largas. Inserción de cola baja y cuartos traseros fuertes. Cabeza de perfil recto o subconvexo, con ojos grandes y amables , ollares grandes, orejas medianas y móviles. Cuello largo y robusto, que no impide su elegancia y porte de cabeza. Las capas principales son torda, en especial la rodada, blanca y el castaño, de muchas tonalidades, sobre todo una de color chocolate y negra, una capa que algunos creen inexistente en esta raza, pero que cada vez hay más. También se da la baya, y el alazán ya está permitido.
Los conquistadores Españoles llevaron estos caballos consigo en sus viajes hacia las Americas y estos formaron la base de la mayoría de las razas americanas actuales.

Hoy en dia el mundo vuelve a descubrir este caballo hermoso, versátil cuya elegancia se completa con un temperamento honrado, leal y activo. Sus aires son suaves y sumamente cómodos hasta para el jinete menos experto.
Estos caballos tradicionales, que representan una de las pocas razas puras de sangre caliente en el mundo, están muy requeridos hoy día como caballo de paseo, de Alta Escuela e incluso como caballo de competición.
El caballo de Pura Raza Española clásico se puede reconocer por su cabeza expresiva y marcada, la baja implantación del maslo, su alzada moderada y su cuerpo compacto. En las líneas modernas más funcionales, la acción elevada de las manos se ha transformado en un movimiento con mas extensión para que los productos puedan utilizarse en competiciones de doma clásica incluso hasta el nivel Gran Premio Olímpico.
Los caballos de Pura Raza Española a pesar de no madurar físicamente hasta los seis años de edad, demuestran un carácter generoso que permite a los sementales participar en todas las actividades ecuestres montados tanto por adultos como por niños.
Al comprar un caballo de Pura Raza Española, sea para la equitación o sea para la reproducción, uno debe decidir que tipo de animal requiere : el caballo "clásico" o el caballo moderno "funcional". La elección depende de la utilidad que el propietario le quiera dar.
La belleza del caballo de Pura Raza Española, con su movimiento espectacular, su temperamento inalterable, su fuerza física y psíquica y su obediencia asombrosa, le convierten en un caballo con grandes aptitudes para ser enganchado, incluso hasta un nivel de competición internacional.

La cría del caballo andaluz se centra en España, aunque existen buenas yeguadas por todo el mundo. El sistema de cría se basa en manadas de yeguas que viven sueltas en estado de semilibertad. Algunos potros son vendidos al destete y otros permanecen en la yeguada y empiezan a ser domados a los tres años. Las yeguas no se doman ni montan, pero sí participan en concursos de morfología.


En las yeguadas es frecuente que los machos lleven el nombre de la madre en masculino; por ejemplo, que el hijo de Vinatera se llame Vinatero. Sin embargo, a todas las hembras nacidas en la yeguada el mismo año, se les pone un nombre que empieza por la misma letra y que pueda utilizarse en masculino para los potros que nazcan de ellas.
Durante todo el año se realizan concursos morfológicos en que los caballos son juzgados por sexo y edad. Los ejemplares de ambos sexos participan en los concursos de manera individual, aunque las yeguas pueden participar en cobras. Además de a la morfología se da importancia a la funcionalidad. De hecho, el 25% de la nota de los machos de más de 4 años depende de una prueba de doma. Los ganadores de estos concursos quedan clasificados para la final del SICAB, que se disputa en noviembre en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla. El SICAB es el acto más importante dentro del mundo del caballo andaluz. En él tiene lugar la final del Campeonato de España de Pura Raza Español, así como subastas, espectáculos, conferencias, etc
También podemos ver en muchas películas y en el cine caballos españoles haciendo gala de su nobleza y sus dotes artísticas.

En mi opinión personal como profesional de la equitación, yo recomiendo a la gente que se quiera iniciar en la doma clásica y quiera aprender ejercicios complicados, que comience con un caballo español, así aprenderá sin correr ningún riesgo a hacer ejercicios que en otras razas de sangre caliente a un jinete nobel le pueden causar serias dificultades por su carácter mas complicado.
Siempre defenderé que el caballo español que llega a niveles superiores de doma, es un caballo excepcional, de gran belleza y talento en la pista, muy correcto en la ejecución de las figuras, con un piafe expresivo y un pasage de buena calidad.
El deber de los criadores de PRE es criar animales funcionales y adiestrarlos desde el principio con profesionales altamente cualificados para sacarles el máximo rendimiento y dejar al PRE en lo más alto del panorama deportivo, yo tengo fe en que dentro de poco tiempo se utilizara sangre española para mejorar al caballo centroeuropeo de doma clásica, esta practica ya se realizo con éxito, pero hay pocos caballos ahora del nivel y calidad que sirvan para dicha misión, pues los criadores alemanes y holandeses son muy exigentes a la hora de utilizar con sus yeguas determinados sementales.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Share

Twitter Delicious Facebook Digg Stumbleupon Favorites