miércoles, 17 de octubre de 2012

EL CABALLO





Los reyes de la antigua China eran muy aficionados a los caballos, sobre todo a aquellos de pura sangre que podían correr mil leguas al día. Sin embargo, no era nada fácil conseguir caballos tan extraordinarios, por lo que a veces se ofrecían grandes recompensas a quienes consiguieran buenos ejemplares para la Corte.


El ansia de poseer un par de «Mil Leguas» motivó a uno de los reyes a anuncia:- que compraría con mil monedas de oro cada animal de esta clase. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de muchos voluntarios en todo el país, pasaron tres años sin que nadie hubiera dado con ellos. El rey estaba desesperado.


Un día se presentó ante el desilusionado monarca el intendente general de la Corte:


—Majestad, me ofrezco a recorrer todo el país para descubrir un «Mil Leguas».


El ansioso rey accedió, le dio mil monedas de oro y pagó los gastos del viaje, ordenándole ponerse en marcha inmediatamente.


El enviado especial anduvo tres meses buscando la tan codiciada especie, hasta que un cha, tras haber sufrido innumerables penalidades, descubrió con gran emoción un «Mil Leguas». Pero, por desgracia, el animal estaba moribundo. De cualquier modo, gastó quinientas monedas de oro en comprar la cabeza del animal muerto, y se la llevó al rey.


El monarca se puso furioso. Quería un «Mil Leguas» vivo y no sus restos mortales. Decidió sentenciar a muerte al intendente, pero atendió los razonamientos de quien había cometido tal error.


—Majestad dijo con suma serenidad el buscador del caballo—, el verdadero «Mil Leguas» no tardará en llegar.


—¡Mentira! ¿Pero cómo?


—Mire, ahora todo el mundo sabe que Su Majestad aprecia tanto los buenos caballos que ha gastado quinientas monedas de oro sólo para conseguir la cabeza de un animal muerto. Si fuera un «Mil Leguas» vivo, no escatimaría los gastos. Estoy seguro de que en poco tiempo alguien le traerá un hermoso y veloz caballo.


Estas palabras de su fiel súbdito convencieron al monarca, quien no sólo le perdonó, sino que lo promovió al rango de ministro.


Efectivamente, tal como pronosticó, en menos de un año el rey obtuvo su primer caballo de «Mil Leguas» Además, muchos letrados y generales de extraordinario talento que servían a otros monarcas vinieron a ponerse a su disposición. Su reino se hizo más poderoso.

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