viernes, 19 de octubre de 2012

EL CABALLO DE CALIGULA

Incitatus, el caballo de Calígula

Leyendo el otro día una interesante guía acerca del mundo del caballo, me acordé repentinamente del famoso animal de Calígula, cuyo nombre, Incitatus, ha pervivido en las páginas de uno de los biógrafos clásicos más citados, aunque se dude de la veracidad de alguno de los datos que incluye en sus escritos: Cayo Suetonio Tranquilo.

Poco conocemos de la vida de Suetonio, como no sea el año aproximado de su nacimiento, el 69 d.C. o la identidad de algunos de sus protectores y amigos. Por ejemplo, tuvo una buena relación con Plinio el Joven y es mencionado en algunas cartas de éste último. Murió cerca del 140 d.C., ya retirado de la vida pública. Es necesario mencionar que las fechas incluidas son meramente orientativas y que se cuestiona su historicidad.

Sin embargo, la obra de Suetonio, Vida de los Doce Césares, es sumamente conocida y mencionada muy a menudo junto a otros como Cornelio Tácito. Se cuestionan algunos de sus fragmentos, en buena parte porque el autor se informa por terceros, ya que habla de personajes como Cayo Julio César o su hijo adoptivo Augusto, momento en el que los padres del biógrafo quizá no hubiesen nacido todavía. De sus escritos se han extraído algunas de esas celebérrimas frases atribuidas a emperadores, como "Que me teman, con tal de que me respeten", de Calígula o "Qué gran artista muere conmigo", de Nerón (traducción y sentido cuestionado por historiadores como Edward Champlin). No hace falta mencionar el hecho de que las citas no deben de considerarse veraces al cien por cien, ya que nada se puede asegurar acerca de ellas.

Suetonio nos habla del cariño enfermizo que Calígula parecía sentir hacia su caballo Incitatus en su Vida de Calígula. El dato es cuestionado, aunque no me negarán que, como anécdota, se trata de un episodio interesante.

"Quería tanto a un caballo que tenía llamado Incitatus, que la víspera de las carreras del circo mandaba soldados a imponer silencio en la vecindad, para que nadie turbase el descanso de aquel animal. Hizo construirle una caballeriza de mármol, un pesebre de marfil, mantas de púrpura y collares de perlas; le dio casa completa, con esclavos, muebles, y todo lo necesario, para que aquellos a quienes en su nombre invitaba a comer con él, recibiesen magnífico trato, y hasta se dice que le destinaba el consulado".

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