Los animales no sólo son capaces de ofrecer al ser humano lealtad y afecto casi ilimitados, sino que muchos de ellos pueden sanarlo física y mentalmente gracias a terapias alternativas
en las que veterinarios y científicos están avanzando. Una de ellas es
la que tiene como protagonistas a los caballos: es la llamada equinoterapia o hipoterapia.
El conjunto de acciones que conforman este tratamiento se fundamentan en el uso del movimiento multidimensional del équido.
Gracias a los caballos es posible hacer avances sorprendentes en niños
con problemas psicológicos o personas con dificultades motrices.
La equitación, una medicina natural
Los efectos terapéuticos del caballo no se han descubierto ahora ni mucho menos. Ya los griegos se dieron cuenta de que la equitación era una actividad regeneradora: tonifica el cuerpo y eleva el estado de ánimo.
Durante el siglo XVII nuevos hallazgos médicos mostraron que cabalgar era especialmente efectivo para luchar contra la gota.
Es el científico francés Chassiagnac uno de los primeros que
avanzaría las líneas de investigación en torno a la equinoterapia. A
finales del siglo XIX descubrió que la monta mejoraba los movimientos y
el equilibrio de sus pacientes, y por eso, aplicó la equitación como
tratamiento para los trastornos neurológicos, motrices y psicológicos.
Durante los años 60 se vivió un auténtico auge de esta terapia, sobre
todo en Alemania. Es aquí donde se han producido los resultados más
significativos y donde la equinoterapia se ha revelado como un método
efectivo para tratar determinados males. La relación entre el movimiento
del animal y la respuesta del enfermo se convirtió en la base del
tratamiento.
En qué consiste
Gracias a la equinoterapia, el enfermo es capaz de enfrentarse al movimiento,
sin ser un agente activo. El trote del caballo produce en el ser humano
sensaciones similares a las que siente el cuerpo al caminar, por lo que
obliga a éste a reaccionar ante el movimiento y a volver a
familiarizarse con él.
La variedad de trotes del animal favorece que el paciente sienta un
amplio abanico de movimientos y sensaciones. Las respuestas musculares y
sensoriales son precisamente las que facilitan su rehabilitación.
Aunque se suele utilizar sobre todo en casos de problemas del sistema
locomotor por los beneficios que proporciona en articulaciones,
músculos y sentido del equilibrio, el trato y relación con los caballos
también se ha demostrado efectivo para combatir problemas de comunicación y comportamiento, sobre todo en el caso de niños y jóvenes.
Existe un gran número de enfermedades en las que es aplicable
el uso de la hipoterapia como tratamiento: esclerosis múltiple,
desórdenes alimenticios, traumas cerebrales, parálisis, enfermedades
neurodegenerativas, problemas de conducta y comportamiento, síndrome de
down, autismo y diversos tipos de minusvalías.
Esta medicina natural también ha demostrado ser efectiva en casos de
rehabilitación de drogodependientes y en individuos con problemas de
adaptación social.
Una terapia divertida
Asimismo, desde el punto de vista psicológico, se ha
demostrado que, gracias a la equitación, mejora la autoestima, la
atención y la concentración de los enfermos. El paciente también
experimenta un aumento de la seguridad sí mismo y de la motivación para
rehabilitarse.
Sin duda, otro punto a favor de la equinoterapia es que el paciente
no percibe el tratamiento como un 'suplicio'. Para el enfermo el trato
con el caballo es siempre diversión y, por lo tanto, se muestra
siempre mucho más receptivo en los ejercicios de recuperación. Al
desarrollar los trabajos al aire libre, se favorece además la relación
del paciente con el entorno y el espacio.
Por otro lado, es importante destacar que la hipoterapia siempre debe
contemplarse como parte de un tratamiento integral para superar los
problemas y no como una medicina aislada.
Pasos a seguir
Para empezar, es esencial que el animal y el paciente entablen una
relación especial, por eso en los primeros contactos, es necesario generar confianza entre ellos. Las caricias y las atenciones con el caballo suelen ser efectivas para 'romper el hielo'.
La equinoterapia nunca consiste en enseñar al paciente a montar a
caballo. Es mucho más complejo que eso. Se trata de colocar al paciente
de tal manera que el movimiento pueda estimular su organismo y así
facilitar la rehabilitación. Los fisioterapeutas suelen ser los profesionales que se encargan de esta tarea.
Normalmente el enfermo se sitúa en la cruz del caballo, lugar donde
la columna del equino es más alta. Posteriormente se probarán otras
posturas que favorezcan el riego sanguíneo, la estimulación sensorial y
el equilibrio.
Las sesiones van de menos a más. Dos o tres veces a la semana se
entrará en contacto con el caballo en ejercicios de 15 minutos. Éstos se
irán incrementando progresivamente hasta la hora de duración.
Habitualmente antes y después de montar, son necesarias dos sesiones:
una de calentamiento y otra de relajación, respectivamente, que acomoden el cuerpo al ejercicio que se va a realizar sobre el equino.
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